domingo, 9 de octubre de 2011

Gustavo Coronel: Carta a la MUD y a los precandidatos

Gustavo Coronel: Carta a la MUD y a los precandidatos:

Apreciados compatriotas:


Un venezolano residente en Washington me dice que la oposición venezolana, más que un programa de gobierno, necesita una visión de país que pueda anteponerse y competir con la visión de país presentada por Hugo Chávez. Creemos que esto es cierto. No es que un programa de gobierno no sea necesario sino que, para llegar a ejecutarlo desde el poder, es preciso ganar las elecciones y para ello se requiere capturar la imaginación de la sociedad venezolana con una visión de país, con una narrativa que encante e inspire a los venezolanos. Esto es más fácil decirlo que hacerlo porque una visión, a diferencia de un programa, tiene componentes más emocionales que racionales.


Aunque Chávez nunca ha tenido un programa de gobierno que no sea el “como vaya viniendo vamos viendo” si le ha presentado a los venezolanos una visión de país que, mal o bien, ha capturado la adhesión de millones de venezolanos, especialmente entre los sectores más pobres y menos educados de la población. En una Venezuela con casi un 60 por ciento de empleo informal y una elevadísima tasa de analfabetismo funcional y desinformación, los logros son fácilmente reemplazados por promesas e interminables peroratas. Muchos venezolanos le creen a Chávez lo que éste diga. Y esto no tiene nada de racional, es puramente emocional, como lo es la fe del ignorante en el curandero y el menjurje o como la ilusión de la joven poco agraciada ante los requiebros del Don Juan de barrio.


De allí que nuestros esfuerzos por pintar racionalmente el desastre que es Venezuela solo tengan acogida entre los venezolanos más educados y en mejor posición económica, así como en mucha de la opinión pública internacional. Esto no es deleznable pero, en el plano racional solo predicamos a los conversos, sin convencer a quienes se aferran a las promesas y cierran sus ojos ante la realidad. Cada estadística sobre la altas tasas de inflación y de criminalidad, buhonería galopante, menor producción petrolera, quiebras de empresas del Estado, altísimo índice de corrupción gubernamental, perniciosos controles económicos, autocracia y abuso de poder, importación de alimentos podridos, baja en la producción agrícola e industrial, endeudamiento y tantos otros aspectos de la vida nacional será recibida por el país chavista con un encogimiento de hombros que significa: “Eso es mentira, eso es lo que dice la CIA”. O con un rotundo “Y qué? …yo lo sigo porque es como yo”. Cada foto de Chávez con brujos, estatuas de María Lionza y en grotescas actitudes de rezo, será tomada como una confirmación de espiritualidad (como dice Aristóbulo), no de superchería. En estas tretas es ayudado por un grupo de cínicos desvergonzados, quienes lo apoyan y lo validan, a lo Mario Moronta y, especialmente, los líderes cubanos, quienes se adueñaron del alma de Chávez, como Chávez se adueñó del alma de importantes sectores populares venezolanos.


En este tipo de entorno un programa de gobierno de la oposición debería ser precedido o, al menos acompañado, por un documento tipo Sermón de la Montaña, máximo de dos páginas, que exprese una Visión de país que efectivamente desafíe la pesadilla chavista. En este momento la MUD prepara, con la ayuda de unas 300 personas, el Programa de Gobierno de la Unidad Nacional, definido como “el desarrollo profundizado de las llamadas 100 soluciones, a ser suscrito por los precandidatos de la Unidad en un acto público a fines de este año”, (Alonso Moleiro).


Sobre este positivo esfuerzo deseo hacer una reflexión y una cordial sugerencia a la MUD. Aunque loable, un programa tendrá un impacto muy limitado sobre la disposición de los votantes. Debe verse como un ejercicio responsable de preparación para un eventual nuevo gobierno democrático. Sin embargo, presentarle al país un programa con cien soluciones como platafoma electoral es casi tiempo perdido. He leído una versión preliminar de las cien soluciones y, francamente, es un documento bastante difuso. Debemos buscar la manera de presentarle al país una visión que incluya los elementos esenciales de las propuestas pero que vaya dirigida al corazón más que al cerebro.


Esa visión debería partir del examen cuidadoso de lo que Chávez ha hecho. Creo que los dos componentes conceptuales más atractivos de la visión de Chávez han sido: La inclusión social y la redistribución de la riqueza. Ambos componentes han sido ejecutados con ineptitud y desviaciones ideológicas pero han seducido a muchos. La inclusión social, esa comunicación permanente entre Chávez y los pobres que le ha dado tanto rédito político, ha sido efectuada a expensas de otros sectores del país que son, al menos, tan importantes como el sector de los desposeídos. En su cerebro primitivo Chávez decidió que incluir a los pobres tenía que ir acompañado de la exclusión de la clase media. Este enfoque ha sido un fracaso porque ningún país profundamente dividido por el resentimiento social puede prosperar.


Por otra parte, la redistribución de la riqueza se ha limitado a una repartición de dádivas, un proceso realmente embrutecedor y humillante, que no tiene nada que ver con la creación de riqueza, la verdadera clave del progreso. Chávez ha instituido una política de promesas, subsidios y limosnas que, en efecto, ha hecho a los pobres más dependientes que nunca en el estado benefactor. Ha hecho de la mentira una política de Estado. Más que redistribuir riqueza ha distribuido pobreza. El tamaño de la torta para el reparto es hoy significativamente más pequeño y hace imposible que Chávez pueda mantener a todo el mundo “contento”. Ello lo ha llevado al fracaso.


Mi sugerencia concreta es: Designen ustedes un grupo de alta calidad pensante para elaborar esa visión de país que pueda ser ofrecida a los venezolanos, que pueda ser distribuida en todos los sitios, publicada en todos los medios, repetida hasta la saciedad, que le llegue a todos, pobres y no pobres, para que todos sepamos adónde se dirige la Venezuela democrática. Que sea una narrativa que inspire, que atraiga, que efectivamente se pueda contrastar con la tragedia que es la Venezuela de Chávez.



Atentamente,


Gustavo Coronel



Publicado en el diario Notitarde (Carabobo)


sábado, 8 de octubre de 2011

El Plan estratégico de PDVSA 2005-2012: Despido y Prisión para los responsables

El Plan estratégico de PDVSA 2005-2012: Despido y Prisión para los responsables:
Redactores del Plan Estratégico de PDVSA

En 2005 PDVSA publicó su Plan Estratégico 2005-2030, en el cual se incluían las principales metas para 2012. (http://www.pdvsa.com/ ) . Estas metas eran, según la publicación:

1. 5.400.000 barriles diarios de producción en 2012

2. 1.200.000 barriles diarios de producción en la Faja del Orinoco en 2012

3. Una inversión de $16.500 millones en Refinación y la duplicación de la refinación en Venezuela, para llevarla a 2 millones de barriles al día en 2012

4. La Integración regional y la diversificación de los mercados.

El equipo de PDVSA responsable por este Plan Estratégico estaba compuesto por Rafaél Ramírez, Eulogio Del Pino, Alejandro Granado y Asdrúbal Chávez.

Presentación del Plan por Hugo Chávez: insultos y mentiras

El Plan fue presentado oficialmente mediante un discurso del presidente Hugo Chávez. En este discurso Chávez definió a los gerentes petroleros de la antigua PDVSA como “una élite corrompida…. apátrida”, sin poder mencionar un solo acto de corrupción que pudiese caracterizarlos como tales. Una gran diferencia entre la gerencia petrolera pre-Chávez y la chavista es que, bajo esta pandilla que reemplazó a la gerencia petrolera profesional, ha desaparecido una buena parte del Fondo de Pensión de los trabajadores y jubilados, se hunden las gabarras, hay incendios en las refinerías, se liquidan los activospetroleros internacionales a precios de gallina flaca, se pudre la comida que importan, se dan contrato a dedo a los amigos y cómplices, hay groseros sobrecostos (véase Bariven y la adquisición de equipos para Corpoelec) y la empresa se ha venido abajo en todos los órdenes, como se apreciará a continuación.

Yo desafío al enfermo o al aguno de sus secuaces a debatir sobre la honestidad de los petroleros de antes y los de ahora, con documentos en la mano, con la confianza de que sabría callarle la jeta.

El Plan Estratégico, cuyas metas se resumen arriba, ha fracasado estrepitosamnte en todos los renglones. En su discurso, Chávez habló de “Cuantificar resevas mediante un Plan de exploración durante los próximos años”. Esa cuantificación en base a nuevos pozos no se ha efectuado. En su lugar, la pandilla de PDVSA simplemente ha decidido usar un factor de recobro para los crudos pesados de la Faja del Orinoco que es el doble de lo generalmente aceptado. Y ello lo ha hecho porque le ha salido del paltó, en un ejercicio fraudulento que viola todas las reglas internacionales sobre la definición de reservas probadas.

Añadió Chávez en su perorata que “un bloque de la Faja sería dado a las empresas latinoamericanas de Colombia, Ecuador, Bolivia, etc” como si el desarrollo de la faja fuese una tarea de soplar y hacer botellas. Esto solo fue una promesa incumplida del enfermo. Lo que si se ha hecho es convertir a la Faja en una torre de Babel donde co-existen de manera caótica unas 36 empresas de diferentes países, mientras más socialistas mejor: China, Rusia, Vietnam, Cuba, Bielorrusia, Uruguay,Argentina, Irán, pare usted de contar. Como resultado, la meta de duplicar la producción petrolera de la Faja en 2012, para llevarla a 1.200.000 barriles diarios se ha venido abajo, ya que la producción actual es hasta menor que la de hace cinco años (ver información sobre esto en la nota 1)

Hablaba Chávez de lograr una producción de 5.400.000 barriles diarios en 2012. Esto ha sido un insulto a los venezolanos. Hoy en 2011 la producción de PDVSA es de unos 2.200.000 barriles diarios, menos de la mitad de lo que pronosticaba el enfermo. Este nivel aumenta un tanto con la producción de las empresas extranjeras activas en los campos marginales y en la Faja. Aún asi es solo de unos 2.700.000 barriles al día, exactamente la mitad de lo que el enfermo pronosticó en 2005.

Hablaba Chávez en su discurso de presentación del Plan Estratégico de “doblar la capacidad de refinación nacional para 2012”. Para ello. Decía, “construiremos tres refinerías nuevas: una en Barinas, una en Caripito y “la estrella”en Cabruta”, para llevar la capacidad de refinación a 2 millones de barriles diarios. NI UNA SOLA de esas refinerías ha sido construída. Peor aún, la capacidad de refinación de PDVSA ha disminuído debido a la venta de cuatro refinerías en el exterior y de los problemas derivados de la falta de mantenimiento en Curazao, en Paraguaná y en El Palito. La refinería de Curazao, por ejemplo, permaneció largos meses sin refinar. Nuestras refinerías están operando a un 75 por ciento de su capacidad, algo nunca visto antes.

En 2005 el enfermo se llenaba la boca hablando de la diversificación de nuestos mercados. Hoy en día lo que tenemos es una vulgar entrega de petróleo subsidiado a Cuba, a Bolivia, a Bielorusia, a Argentina y a El Salvador, así como una hipoteca de nuestro petróleo de la Faja a China, para pagar por préstamos ya parcialmente dilapidados, El único petróleo que todavía nos pagan debidamente es el que va a USA, “el gran enemigo” que nos da de comer.

Se pavoneaba el enfermo hablando de lo que se iba a hacer en materia de gas natural costa afuera, el llamado plan Delta Caribe. Y donde está ese plan? Cuanto gas natural nuevo está siendo producido de manera permanente de esa extensa región que va desde el Golfo d Venezula hasta la zona del delta del Orinoco? CERO. Al contrario, se les hundió una gabarra contratada a un gosero sobrecosto, en una transacción que he denunciado repetidamente sin que ello cause la menor reacción del grupo hamponil. Peor aún, me entero que la misma empresa fantasma cuya oficina de Singapore es vecina de nuestra representación diplomática allá sigue alquilando equipos a PDVSA. Otra empresa de dudosa naturaleza, PetroSaudí, alquila otras dos gabarras obsoletas a PDVSA, quien sabe en que términos.

Se ufanaba el enfermo diciendo que la integración energética latinoamericana se realizaría mediante el liderazgo de PDVSA. Mentira. Nada de eso existe hoy. Donde está el gran gasoducto del Sur? Donde están las refinerías prometidas a Paraguay, Uruguay, Ecuador, Bolivia y Jamaica? . Durmiendo al lado de los gallineros verticales y de la ruta de las empanadas. Petrosur es un ente de ficción. PetroCaribe ha encontrado el rechazo de los países más importantes del caribe, como trinidad-Tobago y Barbados, porque es percibido como un vehículo de imperialismo y de penetración ideológica.

En lugar de estar donde el enfermo decía que estaría, PDVSA está hoy, a tres meses del año donde debían cristalizar las metas, en un foso de desinversión, falta de mantenimiento, agobiada por empresas expropiadas a las cuales no puede manejar, con cien mil empleados y reposeros que son un lastre, con una gerencia corrompida hasta el tuétano y con una filosofía gerencial ideologizada y obsoleta. No produce, ni refina, ni comercializa, ni crece al ritmo de lo que se dijo en 2005.

Comparación entre la “vieja” y la “nueva” PDVSA

En esa ocasión también se comparó lo que ellos llamaban “la vieja PDVSA” de Rafaél Alfonzo Ravard y su grupo de gerentes con la “Nueva PDVSA” de Rafaél Ramírez y su pandilla. Decían:

Vieja PDVSA Nueva PDVSA

Baja productividad Alta productividad

Bajas reservas Altas reservas

Estado es
socio minoritario Estado es socio mayoritario

Mercados restringidos Mercados ampliados

Y resulta que ahora PDVSA produce menos petróleo pero tiene el triple de empleados. Eso no es mayor productividad, eso es menor productividad.

Resulta también que las llamadas altas reservas de la “nueva” PDVSA son producto de un fraude. Ello quiere decir que la “vieja” PDVSA era honesta y que la “Nueva” PDVSA es fraudulenta.

Resulta también que la “vieja” PDVSA tenía contratistas extranjeros. La “nueva” PDVSA tiene socios extranjeros que son propietarios del 40 por ciento del petróleo producido. Esto no es tener mayoría estatal sino menor control estatal que el que tenía la “vieja” PDVSA.

Resulta también que los “nuevos” mercados son de petróleo subsidiado como el Cubano, el Boliviano, el Chino (con descuentos de hasta $5 por barril, según uno de los miembros de la pandilla). Estos no son mercados convenientes al interés nacional sino convenientes a los objetivos personales del enfermo.

Que hacer con Ramírez y su pandilla?

En los países civilizados una gerencia que haya fracasado de manera tan estrepitosa es removida de inmediato, sin perjuicio de acciones penales por presuntos actos de corrupción y traición a la patria. En dictaduras la gerencia sería pasada por las armas, como sucedería en Cuba o Irán o China.

Aquí en Venezuela esa gerencia es felicitada por el enfermo y se le da carta blanca para que siga despalillando a la nación.

Merecen la cárcel, preferiblemente la del Rodeo.

NOTA 1.

Tomado del sitio chavista Noticias24.com
© 1994-2009 Agence France-Presse

“La producción diaria en la faja petrolífera de enero a abril de este año [2010] llegó a 518.400 barriles diarios, lo que superó en 3.800 barriles diarios la meta de 514.600 barriles por día fijada por PDVSA para ese periodo.


En julio de 2008, la producción de la Faja ascendía a “más de 800.000 barriles de crudo diarios”, según informes de la compañía”.

La tragedia de PDVSA: Un llamado a los viejos políticos y gerentes petroleros de la democracia

La tragedia de PDVSA: Un llamado a los viejos políticos y gerentes petroleros de la democracia:
Illaramendi: asesor financiero de la "nueva" PDVSA

Los políticos de la democracia venezolana y los gerentes petroleros de la segunda mitad del Siglo XX fueron actores de primera línea en el proceso de nacionalización petrolera, el cual comenzó intensamente en 1971 y culminó con el acto nacionalizador (o, más apropiadamente, estatificador) llevado a cabo por CAP en Enero 1976. Estos políticos y gerentes dieron un debate frecuentemente apasionado sobre la conveniencia o no de que el Estado asumiera el control total de la industria petrolera.

Petróleos de Venezuela, bajo la dirección de Rafaél Alfonzo Ravard, se convirtió progresivamente en una empresa petrolera de rango mundial. Este destacado gerente público estableció una filosofía de acción para PDVSA basada en cinco puntos fundamentales: la gerencia profesional, el apoliticismo, la normalidad operativa, la autosuficiencia financiera y la meritocracia. Por algunos años el sector político le dió apoyo a la empresa y le permitió operar sin interferencias o críticas de naturaleza politico-partidista. Así lo reconoció Rafaél Alfonzo Ravard cuando, en discurso ante la prensa, en Junio 1976, decía: “Hemos recibido un apoyo de todos los sectores para realizar nuestra labor….un apoyo que ha sido vital para nuestro éxito”. Este clima favorable se extendió al menos hasta 1979. Sin embargo, por aquí y por allá comenzaron las críticas. El gran Venezolano que fué Juan Pablo Pérez Alfonzo llamaba a la “nacionalización” chucuta. El Colegio de Ingenieros publicó un documento en el cual se dudaba del patriotismo de los gerentes petroleros y pedía que todos los ingenieros petroleros graduados y miembros del Colegio fueran automaticamente incorporados en la empresa, aún “cuando no hicieran nada útil”, porque ello era “más barato que los contratos de tecnología” que se habían celebrado con algunas transnacionales.
Rómulo Betancourt, Rafaél Alfonzo Ravard, Juan Pablo Pérez Alfonzo, trío de ases de la democracia.
****
El cambio de gobierno, en 1978, produjo los primeros ataques serios contra PDVSA. Se modificaron sus estatutos, se politizó un tanto la designación de la nueva Junta Directiva y comenzó la termita política a comerse a PDVSA desde adentro. Políticos ya fallecidos, como Hugo Pérez La Salvia, opinaban sobre la poca confianza que merecían los gerentes petroleros, educados por las transnacionales. Varios líderes políticos como Gonzalo Barrios, German Lairet, Siuberto Martínez, Pompeyo Márquez y José Vicente Rangel, comenzaron a quejarse de los “altos salarios” de la gerencia petrolera. Líderes mesurados, como Octavio Lepage, opinaron que las críticas de Barrios debían estar bien fundadas. Hubo quienes defendieron a los gerentes petroleros, entre ellos y paradojicamente, Andrés de Chene, ahora chavista derretido, en una Carta de Gerencia publicada en 1982.

Asuntos como las “colitas” en los aviones de PDVSA produjeron “indignación” entre el mundo político venezolano de la época. Comenzó una cacería de brujas contra la gerencia de la industria, en la cual participaron alborozados muchos políticos de COPEI, AD, izquierdistas extremos como Francisco Mieres y gente empleada por el ministerio del sector.

Las “colitas” en los aviones de PDVSA y los altos salarios de los gerentes fueron los “crímenes” más notorios que se pudieron achacar a aquella PDVSA. Hubo un caso grave, el llamado de los Petroespías, un caso de corrupción en el cual participaron unos 8-10 gerentes de la industria, algunos de quienes están hoy viviendo tranquilos en USA y Europa. Ese caso explotó gracias a las denuncias de la misma gerencia de PDVSA. En su celo investigativo, inclusive, algunos inocentes fueron inicialmente puestos en prisión injustamente.

En 25 años de actividad la PDVSA de la democracia no tuvo mayores casos de corrupción, excepto el de los petroespías. Quien conozca otros, por supuesto, que lo diga. Sin embargo, la jauría política adecopeyana y de izquierda le cayó encima a PDVSA y la fue debilitando.

Mi pregunta es: donde carajo está hoy esa jauría política y por qué guarda silencio ante los horrorosos crímenes de la PDVSA de Rafaél Ramírez? Claro, muchos miembros de aquel grupo que protestaba contra las “colitas” ya están muertos, pero todavía hay bastantes de aquellos come-candelas de ayer que hoy guardan silencio frente a las “colotas” que agarran Danny Glover, Naomí Campbell, Sean Penn y la familia de Chávez. Esto si es desbarajuste y abuso de poder. Todavía están vivos algunos de los viejos de antaño que tronaban en contra de aquella PDVSA y que hoy guardan silencio frente a los incontables actos de corrupción de esta “nueva” PDVSA. No se oye la voz de la oposición pidiendo justicia y denunciando la tragedia de PDVSA.

Y que dicen mis antiguos colegas de la PDVSA de Rafaél Alfonzo Ravard? Con algunas honnrosas excepciones, su consigna es el silencio. Distinguidos miembros de aquel grupo han fallecido y quienes viven están ocupados en otras cosas, lo cual es tanto comprensible como incomprensible.

Es que este grupo no siente el deber de hablar en contra de la tragedia actual de PDVSA? Como podemos aceptar que la rígida ética con la cual nos juzgaban no sea aplicada hoy, con mucho más razón, frente a los desmanes de esta pandilla? Como podemos aceptar que ese silencio de los honestos le permita a estos hampones de hoy hacer los desastres más grandes en la más total impunidad?

Es que acaso no vale la pena quebrar una lanza por el país, en las postrimerías de nuestras vidas? Nuestro deber con la industria petrolera y con el país no terminará nunca.

Pido excusas de antemano por sonar como un predicador. Solo deseo hacerlos partícipes de mi angustia.

jueves, 6 de octubre de 2011

ANTIMANUAL… ¿ EL LIBRO DE LA REVOLUCIÓN?

ANTIMANUAL… ¿ EL LIBRO DE LA REVOLUCIÓN?:

Rafael Gallegos
Esta “revolución” nos dejará como legado un ANTIMANUAL. O sea… lo contrario de un manual. Una guía para destruir. Se podría titular ANTIMANUAL DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA. Y aunque usted no lo crea, podría mostrar paso a paso, los caminos que hemos desandado en estos trece años. Y en el futuro, ser una referencia para observar los logros (¿…?) de esta fatídica era, de la que ya se observa la luz al final del túnel.
Toda revolución que se respete tiene su libro. Como el LIBRO VERDE de Kadafi, el “Libertador de Libia” (devuélveme mi espada y que dice Bolívar), que hoy huye de la furia del mismo pueblo que según él, lo adoraba. O el LIBRO ROJO de Mao Tse Tung, de quien los adulantes decían más claro no habla MAO, claro, antes de que lo execraran del poder en vida, porque después… no le entendían nadita. O, MI LUCHA de Hitler, por quien deliraron las mismitas masas que a su caída decían al unísono yo no sabía, yo no sabía… en referencia a los campos de concentración con sus cadáveres amontonados.
En Venezuela, los dictadores no escriben; pero cómo les escriben. LOS FELICITADORES, de Pío Gil, es una radiografía de los jaladores de Cipriano Castro, que se repiten en todos los regímenes. Allí se publican cartas donde vergonzosamente le expresan al dictador por ejemplo, ante su mínimo tamaño, que LA ESTATURA DE LOS GRANDES HOMBRES SE MIDE DE LA CABEZA PARA ARRIBA. Nada nuevo, los mismos adulantes que luego se pasaron con todo su bagaje para Gómez y de tanto guindársele le enfermaron la próstata. ¿A quién tengo que adorar? … ¿y cuánto hay pa eso?
El capítulo uno del ANTIMANUAL DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA podría referirse a, CÓMO DESTRUIR LA MORAL: Diga groserías y vulgaridades. Insulte a los ricos. Exprese que si usted tuviera hambre, robaría. Cuándo alguien lo contradiga, no sopese la idea, pase directamente a insultar al personaje usando adjetivos descalificativos como vende patria, ladrón, borracho, rico, capitalista, traidor, pitiyanqui, burguesito. Haga que “su” pueblo odie el éxito. Enséñele antivalores. Tergiverse la historia. Hágase pana de los dictadores del mundo y diga que esos sí son revolucionarios. Diga que en Cuba hay democracia. Meta en una licuadora los cinco poderes y haga con ellos un jugo, zumo, hugo. Haga una lista tipo tascón o maisanta para execrar a los que han firmado contra la “revolución”, no los deje trabajar ni firmar contratos. Cuando un líder se vuelva peligroso para sus privilegios, INHABILÍTELO como a Leopoldo López. Cuando a pesar de tanta opacidad y obstáculos le ganen las elecciones, LEDEZMÍCELO. Ni saluden a los gobernadores y alcaldes de oposición. Cuando un ciudadano acuse a algún “revolucionario” de corrupto, primero insúltelo y luego dígale: vaya a MIS tribunales, perdón, a los tribunales. Desmoralice, desmoralice, desmoralice.
Luego vendrían los capítulos referidos a los aspectos económicos, CÓMO DESTRUIR LA ECONOMÍA CAPITALISTA: la agricultura a punta de invasiones, o la industria vía expropiaciones, o las petroleras botando a los mejores técnicos, o las vías dejándolas a la buena de Dios, o los hospitales estimulando a los médicos nuevos para que se vayan, o provocando una DIÁSPORA de MILLÓN Y MEDIO de venezolanos.
El capítulo más importante sería el llamado ANTIGERENCIA REVOLUCIONARIA: insulte a los productores agrícolas e industriales, colóquelos en la picota. Dígale a los trabajadores van a ser los dueños de las empresas. Desconozca a los sindicatos y cree otros con los trabajadores incondicionales. Expropie (si es capital nacional, no pague, o sea confisque). Vista de rojito a los trabajadores, al que se oponga, bótelo. Saque a los gerentes contrarrevolucionarios (o sea a casi todos), sustitúyalos por fichas del partido. Cuando a los meses la producción de la empresa llegue a su mínimo y los trabajadores protesten porque no les pagan, acúselos de ser agentes del imperio y reprímalos (use gas del bueno). Cuando la fábrica se convierta en chatarra, no la cierre, métale a vivir damnificados. Cuando en los mercados no haya leche, ni aceite, ni carne, ni etc. échele la culpa a los acaparadores y métalos presos. Eso sí, en medio de un gran show mediático y si es posible en cadena.
LUEGO DE DOCE O TRECE AÑOS de aplicar el antimanual, la producción deberá haber bajado por lo menos en 30 %. Disminuido el 50% de las empresas. La inflación debe ser record latinoamericano. La frustración, general (en jefe).
También deben haber desaparecido las reminiscencias burguesas de libertades, elecciones limpias y sentimientos opositores. Si no es así y además la oposición está unida y creciendo en las encuestas, asómese al túnel y si ve una luz al final, no lo dude… es un tren que se aproxima hacia usted a toda velocidad. Entonces bote este ANTIMANUAL, corra, busque su albañal y grite y repita en alta voz: yo no sabía, yo no sabía.

Lucía Raynero : "Existe una cultura democrática en Venezuela desde el siglo XIX"

Lucía Raynero : "Existe una cultura democrática en Venezuela desde el siglo XIX":

Para la historiadora, el interés por la política ha sido una constante en el pueblo venezolano, que no cree en jerarquías o sociedades estamentales. Advierte que si se llegara a consolidar el proyecto chavista, la tradición de 200 años del Estado liberal desaparecería. El mundo actual, asegura, es más peligroso y menos previsible que el de la Guerra Fría


TAL LEVY

levytal@yahoo.com

"A partir de 1810 comenzaron a emplearse de manera frecuente vocablos y conceptos que definieron, al menos teóricamente, la modernidad en Venezuela", afirmó Lucía Raynero en una ponencia reciente que ofreció en la Universidad Monteávila. Esas palabras también se asoman en su hablar: liberalismo, democracia, representación, soberanía, libertad, igualdad y ciudadanía, a las que sigue el rastro como coordinadora del Proyecto Democracia en el Centro de Investigación y Formación Humanística de la Universidad Católica Andrés Bello.

--En La noción de libertad en los políticos venezolanos del siglo XIX, 1830-1848, cita al dominicano Pedro Núñez de Cáceres: "En Caracas no existen personas de tanto saber; pero el pueblo es astuto, y de tan natural alcance que admira oír a los artesanos disertar sobre materias de gobierno y sobre derechos políticos como si hubiesen cursado estos estudios". ¿El interés por la política de los venezolanos viene de lejos? --Esa declaración lo demuestra. Si bien no todo el mundo tenía una preparación intelectual de altura, en la vida cotidiana se discutía de política.

En 1840, cuando se funda El Venezolano , a la gente le interesaba leer el periódico, estar al tanto de la diatriba política entre Gobierno y oposición. Interesarse en política ha sido una constante en el pueblo venezolano, quizá no tanto participar en ella de formar activa.

--En los últimos años se ha incrementado la lectura sobre historia y el interés por la política.

--En los últimos 12 años, con el ascenso al poder de Hugo Chávez Frías, hay un repunte en la venta de libros de historia.

Esto se debe a que la gente busca a través de la historia encontrar una explicación del porqué las cosas están sucediendo en el presente. La población se interesa por esta disciplina pero no como algo teórico, sino para entender lo que está pasando. La historia es sumamente importante porque es la que fundamenta en buena medida desde el punto de vista político, económico y social, porque es la que explica cómo fueron las cosas y a partir de allí cómo deben ser ahora y en adelante.

--¿En qué se asemejan estos tiempos a los de la Independencia, que el Gobierno se empeña en emparentar? --Eso es simplemente un recurso utilizado con fines políticos, pero desde el punto de vista histórico y político son más las diferencias que las semejanzas. Esa idea de que se retoma la Independencia que quedó en suspenso después de Simón Bolívar, porque después de él sólo hay traidores, es un invento de Hugo Chávez Frías, ningún historiador lo ha planteado. De acuerdo con el Gobierno, todo lo que ha venido posteriormente, José Antonio Páez e incluso lo que denomina como la cuarta república, una periodización totalmente inventada, llevaron al país al desastre.

--Hay un afán por marginar históricamente a figuras como José Antonio Páez o Carlos Andrés Pérez, aunque se ha visto un efecto contrario entre estudiosos.

--Cuando Páez llega a la Presidencia en 1830 es un hombre que tiene ideas liberales, aunque quienes luego están en desacuerdo con él lo llaman conservador o godo. Él llevó al Congreso una serie de leyes muy liberales y necesarias para el progreso. En el período que va de 1830 a 1848, cuando él tiene injerencia aunque no gobierna directamente, había un proyecto de país. A pesar de ser un caudillo indiscutiblemente, era un hombre que tenía la idea de llevar al país a la modernidad. Hasta Stephenson, que instala ferrocarriles en Inglaterra, consideraba que Venezuela tenía mucho potencial para colocar uno. Hubiésemos sido el primer país con ferrocarril si se hubiera realizado ese proyecto, pero Venezuela no tenía dinero, estaba endeudada por la Guerra de Independencia. Y de Carlos Andrés Pérez se puede decir de todo, pero hay algo que nadie le puede quitar: era un verdadero demócrata.

--¿En Venezuela existe una cultura democrática? Y si es así, ¿cómo ha cambiado en los últimos años? --Sí existe una cultura democrática y no sólo a partir de 1958, sino desde el siglo XIX.

El venezolano siempre ha sido muy democrático en el sentido de no creer en jerarquías, en sociedades estamentales. Tiene una tradición democrática, aunque entonces no tuviera gobiernos verdaderamente democráticos en el sentido moderno de la palabra. También lo podemos ver ahora. El pueblo es sumamente democrático, considera que todos debemos ser iguales. Por eso Chávez tuvo muchísimo éxito cuando puso en el tapete esa idea de la igualdad, que hizo que la gente votara masivamente por él en 1998.

--¿Cómo explicar que este gobierno que ha promovido una constitución liberal, en la que incluso se agregan dos nuevos poderes a los tres tradicionales, se aboque a socavar la separación de poderes? --El Estado liberal busca que el poder no se concentre y, en este caso, al sumar dos poderes más el Estado supuestamente tendría menos poder.

Pero los hechos son otros. Si bien es una constitución liberal, en la práctica no se ha querido cumplir con ella porque iría en contra de los objetivos de instaurar un gobierno socialista, contrario a la idea de un Estado liberal. Si vamos hacia una serie de leyes de corte socialista, el Estado se irá haciendo cada vez más poderoso y la independencia de los poderes cada vez menor. En la medida en que la concepción de índole marxista leninista se consolide, la tradición del Estado liberal desaparecerá.

--En 200 años de vida republicana siempre se ha preservado el modelo liberal, incluso en tiempos de Juan Vicente Gómez.

--Es cierto, pero esto es una revolución y ellas tienden a cambiar las estructuras políticas y económicas de una sociedad. El Presidente ha dicho desde que asumió el poder que era una revolución pacífica pero armada. Como esto es una revolución, él puede hacer del Estado liberal simplemente añicos, destruirlo o llevarlo a su mínima expresión, y sobre él poner las bases del Estado comunista. Aunque ellos usan el término de Estado comunal, viene a ser lo mismo, lo utilizan como un eufemismo.

--El diputado oficialista Jesús Faría considera que el 7 de octubre de 2012 habrá una contienda histórica entre el socialismo y el capitalismo.

¿Qué se juega el país? --Se juega su futuro, la vida misma de sus ciudadanos. El Gobierno tiene un modelo en mente, el castrocomunismo, y a partir de 2012, si Chávez llegara a ganar las elecciones, el proceso revolucionario se aceleraría y los seis años siguientes veríamos la consolidación del modelo comunista. Por eso, la lucha entre capitalismo y socialismo, pues son dos modelos diferentes y cada uno tiene su propia concepción del Estado. Cuando habla del capitalismo no sólo se refiere al sistema como tal, sino a la concepción política que hay detrás, que es el Estado liberal. Éste nace en la medida en que se va formando el capitalismo moderno, van de la mano, para romper con los controles rigurosos de la economía y preservar los derechos naturales como la libertad, la vida, la seguridad, la propiedad; para que el Estado no arrope la vida de las personas, sino simplemente sea un custodio de esas libertades.

--En Twitter ha escrito: "Este mundo de hoy es mucho más complejo y peligroso que el mundo de la Guerra Fría".

¿Por qué? --Antes existía el mundo bipolar: dos concepciones del mundo enfrentadas pero claramente definidas. Estaba claro lo que podía suceder. Hoy en día no hay un mundo bipolar, sino completamente diferente. Desde que cae la Unión Soviética, por un buen tiempo se creyó que el comunismo iba a desaparecer completamente, pero tenemos el caso de Chávez. El sistema comunista no desapareció en Cuba ni en Corea del Norte. El mundo actual es complejo porque no sólo está una ideología de corte político, comunista o capitalista, sino que se mezclan además ideas religiosas y el fundamentalismo, no sólo musulmán sino también cristiano. Hay tendencias extremistas por todas partes. También está la crisis económica mundial. Existen muchos factores inmersos.

Hay un panorama que no se vislumbra tan fácilmente como en la época de la Guerra Fría, en la que había sólo dos caminos, una lucha entre dos poderes: Estados Unidos y la URSS.

Hoy en día no se sabe por dónde puede salir el peligro ni lo que pueda pasar; es un mundo mucho más peligroso, menos previsible.

domingo, 2 de octubre de 2011

Helmerich demanda a Venezuela por nacionalización plataformas

Helmerich demanda a Venezuela por nacionalización plataformas:

Helmerich & Payne demandó a Venezuela ante una corte de Estados Unidos por “tomar a la fuerza” once de sus plataformas de perforación, días después que el país ofreciera a Exxon Mobil pagar 1.000 millones de dólares por la nacionalización de sus activos en el país.




El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, nacionalizó el año pasado las plataformas de Helmerich, que estuvo ociosa durante meses tras una disputa sobre pagos pendientes de la compañía estatal PDVSA.


“Los demandantes buscan una indemnización por la apropiación de su negocio venezolano de perforación en violación del derecho internacional y por incumplimiento de contrato”, dijo Helmerich en una presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.


“En ese momento, el impacto neto de esta situación sobre los resultados financieros consolidados de la compañía, si los hubiese, no pueden ser razonablemente estimados”, detalló.


La demanda, presentada el 23 de septiembre, es contra Venezuela y las compañías estatales Petróleos de Venezuela y PDVSA Petróleo.


“Como los gastos financieros de este hecho ya han sido contemplados, cualquier potencial recurso recibido por Helmerich de parte de Venezuela constituiría un adicional positivo,” escribió Víctor Marcho, analista de RBC Capital Markets.


La compañía calificó a la ex operación venezolana, un segmento operativo dentro de su negocio internacional, como una operación discontinua en el tercer trimestre de su año fiscal 2010.


La compañía con sede en Tulsa, Oklahoma, está en otros dos arbitrajes contra terceros no afiliados con PDVSA o el gobierno de Venezuela, para cobrar 75 millones de dólares relacionados con la incautación de sus activos en Venezuela.


Reuters







HISTÓRICO: LA DESTRUCCIÓN DE PDVSA NARRADA POR UNO DE SUS MIEMBROS

HISTÓRICO: LA DESTRUCCIÓN DE PDVSA NARRADA POR UNO DE SUS MIEMBROS:






ABRIL 11, 2002 COMO LO RECUERDO// Tomado de "Notas" de mi amiga Patricia Pereda de Pérez-Matos (Facebook).

Por: Luis A. Pacheco

"La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla". Gabriel García Márquez.

Desde que los eventos de Abril 11 ocurrieron, he hecho un esfuerzo consciente por hablar poco y escribir menos sobre el tema. Son muchas las razones para esta actitud, la principal de las cuales es una sensación ineludible de que durante esos días ocurrieron más cosas tras bastidores que a la vista, y que por lo tanto es imposible hacerle justicia a la "verdad" con una historia incompleta. ¿Qué es entonces lo que ha cambiado que me convoca hoy a escarbar en mi memoria y vaciar los recuerdos en estos apuntes?

Por un lado, el tiempo transcurre a una velocidad aterradora, ya son siete años, y los recuerdos se empiezan a diluir, las imágenes se empiezan a desvanecer como si de fotos viejas se tratara y parece que es tiempo de resguardar las memorias en algo menos perecedero que mi cerebro. (…)

Debo advertirle al lector que, por necesidad, este es un esbozo muy personal y totalmente sesgado. Aquí no encontrarán explicaciones sobre grandes conspiraciones, ni se revelarán los oscuros secretos sobre las componendas entre los factores de poder civil y militar para enderezar el entuerto que ya entonces se avizoraba de lo que sería la administración de Hugo Chávez. Eso se lo dejo a los historiadores. Parafraseando a Pocaterra, estas son apenas las memorias de un petrolero de la decadencia. (…)

La PDVSA que se asoma al año 2002, es una PDVSA debilitada gerencialmente y desdibujada organizacionalmente. El nombramiento de Gastón Parra y su nueva junta directiva en Febrero del 2002, es la cuarta reorganización que la administración del Presidente Chávez impone en la Petrolera en un período de menos de tres años. Entender los efectos de esto es crucial, si uno quiere empezar a comprender porque PDVSA y sus empleados terminan involucrados en los eventos de Abril 11.

Debo empezar entonces la historia en algún lugar. En 1999 el recién instalado presidente Chávez nombra a Roberto Mandini, un petrolero de vieja data y amplia experiencia, como presidente de la Petrolera. Este nombramiento llevó a pensar a la organización, y al país político, que habría continuidad en las políticas a pesar de las amenazas preelectorales de hacer cirugía mayor a la petrolera. Esto a pesar de la inclusión en su junta de activistas políticos y por primera vez militares activos. Mandini, sin embargo, pronto usó la palestra pública para desdecir de sus predecesores y de sus políticas, con poca sensibilidad por el efecto en la moral de la organización. Estos intentos de congraciarse con el régimen pronto se empantanaron entrando en conflicto con el gobierno, y podemos asumir que finalmente cayó en cuenta de que había sido utilizado. Su renuncia fue casi predecible, y con ella se dio la de un grupo importante de los niveles directivos y gerenciales profesionales.

El efecto de estas renuncias, sumadas a la estampida de profesionales que se había dado con la salida de Luis E. Giusti unos meses antes, debilitó de manera importante la estructura organizativa y el liderazgo natural dentro de PDVSA. Habiéndose deshecho de Mandini, Chávez nombra en su lugar a Hector Ciavaldini, un oscuro ex-ingeniero de PDVSA, de escasa experiencia gerencial, pero parte central del grupo ideológico petrolero de Chávez durante su campaña electoral, y ya miembro de la junta directiva de Mandini. Con su nombramiento viene una nueva junta, y en ella se comienzan ya a perfilar nombramientos internos de claro tinte político, divorciados de lo que hasta entonces había sido una tradición de meritocracia interna. La administración de Ciavaldini, aunque descolorida, fue funesta organizacionalmente , ya que entre otras cosas hizo “socialmente aceptable” lo que hasta entonces era tabú en los pasillos de PDVSA, la intromisión abierta de la política: Fomentó la formación de grupos “bolivarianos”; se iniciaron campañas discretas, pero efectivas, de desprestigio interno y persecución contra aquellos identificados como no afines al régimen o afectos a la figura de Luis E. Giusti, quien así pasó a ser símbolo del pasado, a ser desalojado.

Se iniciaron “investigaciones” internas, preámbulo de los juicios que hoy se llevan a cabo contra opositores. EL Pent House de PDVSA en la Campiña se convirtió en guarida de antiguos guerrilleros reales y, de cafetín. Eran los días del llamado Grupo Garibaldi, a quien se le atribuía influencia desmedida sobre el pensamiento de un presidente que se percibía como de poca profundidad ideológica.

A mediados del año 2000, Ciavaldini es removido de su puesto a consecuencia, entre otras muchas ineficiencias, de su fracaso en el intento por sustituir los sindicatos petroleros tradicionales por grupos bolivarianos durante las negociaciones del contrato colectivo petrolero lo que conllevó a una humillante derrota política frente al viejo líder sindicalista, Carlos Ortega.

En Octubre de ese mismo año, el Gral. (Ej.) Guaicaipuro Lameda Montero es nombrado como el nuevo presidente de PDVSA y con su nombramiento, nuevos miembros de junta y nuevas deserciones de personal. El General Lameda venía con la reputación de ser un hombre estudioso y brillante académicamente, aunque su carrera había sido poco menos que ortodoxa dada su tendencia a decir lo que pensaba en los momentos y lugares menos oportunos. Con ninguna experiencia petrolera, pero con un entendimiento intuitivo de que es lo que hace funcionar a las organizaciones, Lameda dedica la mayor parte de su administración a recuperar la moral de la organización, y a recomponer lo que entendía, en su mente militar, como la pérdida de identificación de los empleados con la misión de la empresa dada la politización reciente, y la inmensa pérdida de personal calificado en tan poco de tiempo. Gana muchos adeptos y sin duda nuevos enemigos. La llegada de Lameda, en su condición de militar activo, de hecho mucho se le criticó su continuo uso del uniforme dentro de la empresa, pero su actuación profesional, llevó a la organización a pensar que Chávez había recapacitado y que PDVSA retomaría su rumbo como la empresa de alto desempeño que todos aspirábamos. Esto no fue sino un espejismo que poco duró. Los conflictos con el Ministerio de Energía y Minas (MEM), siempre una relación tormentosa, arreciaron. Ya no sólo acerca del manejo del negocio, sino cada vez más sobre el divorcio de visiones entre dos instituciones que se suponía concertaran sobre el destino de la industria. Los unos por un lado con una agenda política, los otros en su terquedad secular de comportarse como una compañía petrolera apolítica. En retrospectiva, Lameda, predeciblemente dado su historial de individualismo, no cumplió con las expectativas de Chávez de “meter en cintura” a la petrolera. Muy por el contrario, empezó a ser visto como un rehén ideológico de la meritocracia de PDVSA, aunque puedo confirmar que nunca lo fue.

Finalmente, en Diciembre del 2001, por razones que aún no tengo muy claras, pero que me atrevería a adivinar en algún otro momento, Lameda renuncia, de manera sorpresiva, no inesperada dada su tormentosa relación con El Ministro Silva Calderón. Esta renuncia se hace efectiva a principios del 2002, en medio de un circo mediático. La empatía que Lameda había logrado con la masa petrolera, provoca que parte importante de esa gente se sienta desprotegida con su salida. Claro está, si el lector me ha acompañado hasta aquí se podría preguntar porque toda esta narrativa es relevante a los hechos de Abril, en particular dada la tradición de abulia, por no decir indiferencia política de la Institución y sus empleados. De hecho, que yo recuerde, solo dos casos públicos de disenso habían ocurrido en el cuarto de siglo de existencia de la petrolera: Gustavo Coronel sobre un tema de políticas de mudanzas de sedes, y Carlos E. Castillo sobre el nombramiento de Andrés Sosa Pietri como presidente de PDVSA. Ambos terminaron sus carreras saliendo por la puerta de atrás sin apoyo visible de sus colegas. Parte de la respuesta a esta interrogante, si es que existe alguna, reside por una parte en la muerte por goteo de la cultura organizacional ya descrita, y por la otra en que las nuevas generaciones de petroleros, nacidos de otras circunstancias, sin memoria de las transnacionales, estaban menos dispuestas a acatar sin chistar el aguacero que se les avecinaba. Pero más importante aún que esto, es el casi imperceptible desarrollo de una nueva dinámica, que conducía a PDVSA, cómo al resto del país, a dividirse en dos grupos antagónicos. Los unos que se consideraban los merecedores herederos de la meritocracia, y los otros que por su parte se consideraban como las injustas víctimas de esa misma meritocracia, y por tanto resentidos con el sistema. La falta de percepción de la existencia de esta falla tectónica por la dirigencia petrolera disparará el terremoto que destruiría la institución a finales del 2002.

El reloj así ha dado una vuelta completa. Nos encontramos de nuevo en Febrero del 2002. Con el nombramiento de un nuevo presidente de PDVSA y la expectativa dentro de PDVSA de un nuevo remesón organizacional. Gastón Parra (fallecido a finales del 2008) de profesión economista, profesor universitario, adusto, inflexible en sus ideas, crítico secular de la industria petrolera y con ninguna experiencia gerencial, es la persona escogida por Chávez para tomar las riendas de la petrolera. Con él su grupo político de siempre. Carlos Mendoza Potella, Quiroz, todos izquierdistas de claustro, y enemigos jurados de PDVSA y de lo que calificaban como su política desnacionalizadora, refiriéndose a la Apertura Petrolera. El presidente Chávez en posteriores intervenciones ha dicho que el nombramiento de Parra y de su equipo fue una provocación premeditada. Yo francamente no compro esa historia, que de ser verdad sería de por sí una razón más para la condena histórica del presidente y sus seguidores dentro de la institución. Gastón Parra era, en mi opinión, el único peón disponible en un momento de crisis, en un ajedrez presidencial de solo peones.

Empiezan a circular rumores de que aparte de los ya esperados, y a regañadientes siempre aceptados nombramientos políticos en la junta, los directores internos (tradicionalmente profesionales petroleros del más alto rango) serían nombrados en base a sus simpatías con el presidente, y no a sus meritos profesionales. Se circulan nombres, los que se oyen son precisamente aquellos que habían saltado a la prominencia como activistas políticos internos bajo la protección de Ciavaldini, y la posterior condescendencia de Lameda en aras de la paz organizacional interna: Riera, Rodríguez, Marín, entre otros nombres.

Es entonces cuando ocurre la primera intervención pública de Gastón Parra en el escenario de la Asamblea Nacional, en sustitución de última hora del recién “renunciado” Lameda, en el contexto de una interpelación a los ministros de la economía sobre la situación del país. Parra no decepciona a los parlamentarios de la tribuna del gobierno, y lanza un ataque desencajado, vitriólico y extemporáneo en contra de PDVSA, su administración y sus empleados. Todo esto frente a las cámaras de televisión y con cobertura nacional. Simplemente no lo podíamos creer.

La reacción de los empleados de PDVSA no se hizo esperar. Se empiezan a organizar asambleas internas en protesta a la actitud de Parra y de lo que ya presentían como el fin de PDVSA como estructura apolítica. Estos eventos, nunca antes vistos, tienen lugar en todos lados de la organización, en todo el país, aunque por razones obvias Caracas es el centro de actividad y sobretodo PDVSA Gas e INTEVEP, que ya habían sido sitio de conflicto en los previos meses, cuando el gobierno trató de separarlos de PDVSA y adscribirlos a ministerios.
Grupos pequeños de directivos se comienzan a reunir a analizar la situación que empieza a desarrollarse con dinámica propia, con un obvio potencial destructor sobre la institución. Un grupo en el que participo, y cuyos otros integrantes, en respeto a su intimidad, no mencionaré, discute la necesidad imperiosa de disuadir el gobierno de hacer los nombramientos que se rumoraban. Llegamos a la conclusión de que hay que tomar dos vías para ello. Por un lado, conversar con aquellos que eran los visibles candidatos a la Junta Directiva, para hacerles ver la inconveniencia de su nombramiento (ingenuo en retrospectiva, como muchas de las acciones que describiré a continuación) , y por otro, tratar de hacerle entender a Parra el camino minado sobre el que estábamos caminando para que él disuadiera al gobierno (poco sabíamos de su frágil peso en las decisiones) de su dirección. Una tercera vía es considerada como último recurso, la necesidad de asumir una posición pública como grupo directivo, para advertir al país de los peligros que se corrían con la politización de PDVSA. Se encomienda la composición de un borrador de comunicado para su uso eventual.Cómo era de esperarse, las negociaciones internas caen en oídos sordos, tanto en los de Parra, como de los otros, y se activa la tercera opción: la posición pública. Esto, si he podido explicar con alguna claridad la tradición institucional, implicaba convencer a un grupo de más de treinta gerentes del más alto nivel de abandonar aquello de que siempre se habían sentido orgullosos, su neutralidad política, y suscribir un documento público en abierta contradicción con el gobierno, en la esperanza de que el escándalo público haría cambiar de opinión al presidente Chávez y sus asesores. Hoy es difícil entender tanta ingenuidad, pero en aquel momento se pensaba que Chávez era cautivo de extremistas, que él simplemente no lo era, y que no estaría dispuesto a poner en peligro la “gallina de los huevos de oro” en aras de unos nombramientos caprichosos e inconvenientes.

Hacia finales de febrero se realiza entonces, en la sala de fiestas de un edificio de apartamentos del este de Caracas, una reunión de un nutrido grupo de gerentes del más alto nivel de la empresa. Todos veteranos de mil batallas en los pozos petroleros y refinerías del país, pero en su gran mayoría novatos en esto de la política, ya que pocos habían tenido la oportunidad de interactuar con ese mundo, dada la dinámica de alta rotación que ya he descrito. Esta falta de experiencia es un factor que no puede subestimarse en la historia subsiguiente. La discusión fue acalorada y ruidosa, conscientes todos sin embargo de que la situación era delicada para el futuro de la industria. Por un lado, había aquellos que sostenían que lo mejor era mantener la neutralidad tradicional, y no inmiscuirnos en lo que claramente era una decisión, por inconveniente que pareciese, que era potestad legal del presidente. La otra posición era que teníamos que descargar nuestra responsabilidad con la institución, su historia y su futuro. El argumento que más peso empezó a tomar durante la discusión era que nuestra gente ya había tomado el camino del activismo, y que si no establecíamos una posición ante los eventos que se avecinaban, perderíamos la autoridad formal sobre la organización, con la obvia consecuencia del desboque de una anarquía que destruiría la empresa. Algunas veces las palabras pesan más que las acciones. Se hizo lectura del borrador del comunicado que se había preparado, y de alguna manera esta lectura coaguló las voluntades para tomar una posición pública. La evocación de los vituperios que Parra había emitido públicamente, y la larga lista de descalificaciones que habíamos sufrido durante los últimos tres años catalizan la decisión. No muy racional, lo acepto, pero así es como lo recuerdo.

Después de una larga y bizantina discusión sobre si el comunicado debía ir firmado o anónimo, se decide firmarlo. Dos del grupo son comisionados para recorrer de un extremo a otro la ciudad hacia el diario el Nacional, de manera que el comunicado pueda ser publicado en la última edición. El tiempo corría, la historia no esperaría por nosotros. Debo hacer énfasis otra vez en que el objetivo primario del grupo era desactivar la situación, poniéndole presión pública al gobierno y recuperando la autoridad sobre los grupos de empleados. Poco que presentíamos las fuerzas que se estaban desencadenando.

El Comunicado, publicado en el cuerpo “E” de El Nacional, escondido entre los clasificados, causa un revuelo nacional. La reacción del país político es una de incredulidad, incluyendo la de nuestros mayores que la consideran inicialmente como un exabrupto. El efecto en los empleados es exactamente el opuesto al deseado y lo toman como un apoyo implícito a sus acciones. El gobierno anuncia los nombramientos, tal como habían sido rumorados. Parra nos había estado engañando todo este tiempo diciendo que estaba negociando con el ejecutivo una junta directiva más aceptable. Las decisiones ya habían sido tomadas. Chávez no era rehén de ningún grupo, estaba empeñado en un curso de colisión con la industria. La situación se deteriora rápidamente. Las marchas de protesta de los empleados se multiplican, primero de forma disciplinada durante las horas de almuerzo en los estacionamientos de las diversas sedes de la Corporación, por aquello de no usar indebidamente el tiempo de la compañía, y luego escalando hacia la calle. También proliferaron las ruedas de prensa y comunicados. Se comienza una rueda de reuniones con las fuerzas políticas, para explicar nuestro punto de vista. Está sobre el banquillo de los acusados no solo la industria actual sino sus actuaciones de los últimos 25 años. Los medios del gobierno, como lo harían otra vez en Diciembre de ese año, le dan palestra a todo el que tenga algo malo que decir de la industria y sus empleados. Los periodistas de la fuente nos observan boquiabiertos, al ver transformarse a los recatados ejecutivos petroleros en voceros respetuosos, pero en abierta contradicción, con el gobierno. Empiezan a emerger liderazgos naturales, ante la renuencia de la mayoría de alta gerencia de involucrarse más allá de las palabras del comunicado inicial. Nombres en ese momento desconocidos para la opinión pública, pero que luego adquirirán notoriedad durante el Paro Cívico de final de año: Medina, Fernández, Quijano, Gómez, Paredes, Ramírez, entre otros.

En qué momento durante el mes de marzo/abril del 2002, que es cuando los sucesos que trato de narrar aquí se desarrollan, grupos civiles y militares de oposición identifican la situación cómo un vehículo para el asalto al poder, es algo que no me toca a mí decir por ignorancia, y ni siquiera es mi objetivo aquí. Con el beneficio del tiempo transcurrido, uno también puede intuir que el gobierno debe haber sabido lo que estaba ocurriendo, e instaló su propia conspiración. Lo que sí es cierto es que durante este tiempo los miembros de la junta directiva de Gastón Parra pasan a ser eunucos organizacionales, y en última instancia agentes provocadores. La compañía empieza a entrar en anarquía y las negociaciones de algunos miembros de la alta gerencia con el gobierno no rinden ningún fruto y los ánimos siguen caldeándose en los niveles medios.

El domingo 7 de Abril, mientras se realiza una marcha de empleados en la Av. Rio de Janeiro de las Mercedes, en horas de tarde, el presidente Chávez ejecuta su infame despido público de siete de los más públicos lideres medios de la petrolera usando un pito para declarar su expulsión. Este acto vil, evidencia de un profundo resentimiento que en el tiempo se ha transformado en su cotidiana forma de dirigirse al país, enardece a parte importante de la sociedad civil, que pasa de su tradicional cuestionamiento de la clase petrolera, a aglutinarse en rechazo de las acciones del presidente y su cadre. Otros tantos ejecutivos petroleros, entre los que se encontraba quien escribe, son también retirados de la industria ese mismo día de manera oficiosa. El rumor que se distribuye es que a cada miembro de la nueva junta directiva se le dio el beneficio de proponer nombres para el escarmiento público. Se empieza a gestar un paro.

Días antes, Armando Izquierdo, Gerente de Asuntos Públicos y Oscar Murillo; consultor Jurídico, habían también sido sumariamente retirados por Parra bajo el pretexto de haber perdido la confianza en ellos. Es así como actos que supuestamente estaban diseñados para amedrentar, se convierten en combustible para el fuego de la anarquía que ya se adueñaba de la industria petrolera y que amenazaba de extenderse al país.

Llega entonces el 11 de Abril y la marcha convocada por Fedecámaras (Pedro Carmona) y la CTV (Carlos Ortega) en apoyo a PDVSA y los despedidos. Extraña pareja de aliados políticos. Recuerdo que tuve que ser convencido de asistir a la marcha por mi esposa. Había ya perdido la carrera que tanto sacrifico había costado y no veía ningún valor a una marcha a través de la ciudad de Caracas. El día amaneció soleado. El punto de congregación era el Parque Cristal en la Av. Francisco de Miranda. Más allá de mi propia expectativa la aglomeración de gente se convirtió en multitud y luego en un rio de gente interminable. A la cabeza de la marcha un gigantesco tricolor que nos tocó llevar a los petroleros despedidos, pero que al final tuvimos que compartir con el liderazgo de Fedecámaras y la CTV.

La marcha avanzó lentamente hacia Chuao, por la autopista. Cuando finalmente llegó al edificio de la antigua Maraven, pudimos darnos cuenta de las miles y miles de personas, que sin organización, sin preparación, habían tomado la bandera de PDVSA como suya, al menos por un día. Lo que ocurre después es bien sabido. La Marcha se desvía a Miraflores. Poco sospechábamos que se caminaba a una emboscada, aunque debía haberlo supuesto cuando un colega me dice que Parra y la Junta habían renunciado la noche anterior y el gobierno lo mantenía oculto, en lo que ahora sabemos era una perversidad fríamente calculada. Ese día, murieron 19 personas asesinadas de ambos lados de la barda política, por pistoleros todavía no identificados en los alrededores de Miraflores. Lo que comenzó como una disputa meramente organizacional en la industria bandera del país, había escalado a un conflicto fratricida, dentro y fuera de PDVSA. El resto de la historia creemos saberlo. (…)

El 12 de Mayo, regresamos a PDVSA. Parra y su grupo habían abandonado sus puestos la noche anterior. Antes que nada, esa mañana, en el estacionamiento del edificio de La Campiña se alzó la bandera y se cantó el Himno Nacional en honor a los asesinados el día anterior. Yo no pude sino llorar sin ningún pudor. Nada en mi mente valía el precio de esas vidas, perdidas sin razón en medio de la locura de alguien que se imagina batallas épicas donde solo hay ambición de bandoleros.

Nuestra ingenuidad política nos había convertido en piezas de un juego diabólico de poder del cual no conocíamos las reglas. Ya nunca seríamos los mismos. El regreso de un Chávez muy debilitado y contrito, en la madrugada del 13 de Abril, permite creer, por unos días, que PDVSA y el país se pueden recuperar. Eso como hoy sabemos no ocurrirá, pero es otra historia.

(1) Durante este tiempo yo fungía cómo Director Ejecutivo de Planificación y como Jefe de la Oficina de la Presidencia, sirviendo de vínculo entre el General y el mundo petrolero.