Autor: Carlos Balladares Castillo
Publicado en: Código Venezuela
¡Viva la República!
Las primarias de la Mesa de la Unidad Democrática serán recordadas por nuestra historia como expresión clara de nuestro republicanismo
La historia es escrita en la distancia temporal porque las pasiones pueden tergiversar lo que consideramos valioso. Pero todos podemos ver los signos de ciertos hechos que no serán olvidados fácilmente, y eso es lo que poseen las primarias realizadas por la sociedad democrática en Venezuela este 12 de febrero. Al menos, este humilde historiador, se ha tomado poco más de una semana para meditar el significado de las mismas.
Lo primero es que es un hecho inédito en nuestro recorrido republicano. Es cierto que han existido en el pasado una serie de acuerdos entre grupos políticos con diferentes ideologías, pero nunca uno de tan alta complejidad como realizar unas primarias interpartidistas abiertas a todos los electores para la mayor parte de los cargos ejecutivos del poder nacional, estadal y municipal (en 1993 se dio la primera primaria abierta pero solo de un partido: COPEI y para elegir su candidato presidencial). En 1958 se dio el “Pacto de Puntofijo” pero fue entre tres partidos nacionales y no los más de 10 de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) los cuales, además, poseen una diversidad de liderazgos en todas las regiones del país. Si alguno pensaba que los venezolanos no nos podíamos poner de acuerdo en decisiones complejas donde se ponen en juego diversos intereses particulares, esta ha sido la prueba de que si es posible.
Lo segundo es el haber superado, según los entendidos, el record mundial en asistencia a las primarias en las democracias del mundo. Y aunque el carácter republicano y democrático no puede reducirse a lo electoral es su condición mínima y necesaria. Además, dicho record se hace más valioso por haberse dado en un régimen donde ser de oposición significa un alto costo social (no ser escuchado en sus demandas por parte del Estado, pérdida de empleo, imposibilidad de poder gobernar o hacer negocios con la administración pública, y en algunos casos el ser herido, robado, encarcelado o el exilio). Ser demócrata en la Venezuela de Chávez es un acto de coraje y valentía.
Lo tercero es el efecto que ha tenido y tendrá sobre el pueblo oficialista. Al ser abiertas se le estaba haciendo un llamado también a este sector del país. Fue un medio para expresar la visión que tiene la MUD sobre la Venezuela que se desea construir: una nación de reconciliación y UNIDAD; y no la sociedad de odio y exclusión que ha predicado Chávez en estos 13 años en el poder. Se establecieron los mecanismos para que los que están ligados de algún modo con el Estado y el gobierno no se vieran perjudicados al votar en las primarias. El hacerlas con el CNE (organismo electoral del Estado) y con la protección de las Fuerzas Armadas, permitió que los miembros de estas instituciones sirvan de multiplicadores de lo que vieron: una población libre que rechaza una forma de hacer política y que defiende los valores republicanos. El mensaje fue claro para el chavismo: “ustedes formarán parte fundamental del país que gobernará la Unidad”.
En lo relativo a los posibles peligros derivados de las primarias nos atrevemos a advertir que el principal sería el triunfalismo. Los demócratas nos enfrentamos a un político experimentado con todos los recursos de un Estado petrolero, por lo que la victoria no depende solo de haber movilizado más de 3 millones de electores. En palabras de Capriles: “se necesita que cada uno de los que votamos lleven dos más el 7 de octubre”.
Al final, el 12 de febrero nos ha dejado a los ciudadanos un primer impulso para avanzar con paso firme a la recuperación de la República. Como me dijo un buen amigo (Carlos Romero): “La alegría de las primarias puede ser como el famoso “espíritu del 23 de enero” que permitió el reencuentro de los venezolanos en torno a un proyecto común: la democracia”.
@profeballa
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