Editorial El Nacional - Abismos económicos
Abismos económicos
Las espirales
La cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela sobre el (de)crecimiento de la economía durante el primer trimestre de este año, confirman lo que habíamos venido afirmando desde estas páginas: las políticas diseñadas y adoptadas por el Gobierno nos hunden aún más en el abismo.
Veamos como lo resume el cable de una agencia internacional de noticias: "La economía venezolana registró en el primer trimestre una caída de 5,8%, la mayor vista en similar período desde 2003, informó el Banco Central de Venezuela. Por cuarto trimestre consecutivo el producto interno bruto mostró una contracción, afectado por el descenso de 5% que tuvo el sector petrolero, el declive de 6% de la actividad privada, y el desplome de 27,9% de las inversiones".
Seguidamente, advierte que "Venezuela padece la recesión en medio de una espiral inflacionaria lo que ha llevado a los analistas a considerar que el país enfrenta un proceso de estanflación que implica estancamiento económico con altos precios.
La economía venezolana es la única de la región que muestra un desempeño negativo en el año".
Entrar en el detalle del comportamiento económico bolivariano puede ser un ejercicio deprimente. Resaltemos en principio las palabras que utiliza la agencia, ninguna estimulante: "caída", "contracción", "descenso", "desplome". Todo esto seguido luego por la "espiral inflacionaria", "estancamiento", "estanflación", "altos precios" y "desempeño negativo" nos da una muestra de las penurias que están obligados a vivir los venezolanos. A estas deben agregarse "desabastecimiento", "desempleo", "oscuridad" y "pobreza".
Lo malo de esta situación no es tanto lo que ya pasó, sino lo que viene. Las cifras reflejan sólo la primera cosecha de los errores cometidos en el pasado. Pronto habrá más porque la reacción del Gobierno ante esta situación consiste en aplicar, con más intensidad, la misma medicina y empeñarse en profundizar el enfoque arbitrario y represivo que le es tan caro.
Cerrar el mercado cambiario y hacer permanente la "restricción temporal al acceso de divisas", que el Banco Central identifica como una de las causas del retroceso, resulta tan insensato como paralizar los centros de producción y destruir los canales de distribución para atajar el alza de precios o reducir el desabastecimiento. Hacerlo en medio de insultos o amenazando con utilizar procedimientos militares es igual que querer tapar al sol con un dedo. Porque dar la espalda a la realidad sólo hará mayor el alza de los precios y acelerará la contracción.
Y no se trata de problemas que puedan arreglarse mediante artificios del Tribunal Supremo de Justicia o del Consejo Nacional Electoral. O que se puedan disimular con gritos y pancartas.
Estos problemas afectan la vida diaria y el bienestar de cada uno de los venezolanos. Hemos entrado en unas espirales de inflación y pobreza crecientes que un gobierno serio debería enfrentar dando la cara
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