Al límite
Israel Fernández Amaya / Abogado / fernandezamayabufete@hotmail.com
La Fuerza Armada, debe replantear su existencia y asumir el reto constitucional. Depurarse y desarticular el grupo gansteril que avala al régimen
La deslegitimación de Maduro es evidente. El ejercicio de un poder que solo genera anarquía, delito e impunidad y una ruina total en lo económico, social, ético y político, lo señalan como barco a la deriva que día a día pervierte su gobierno.
Señalar la existencia de carteles del narcotráfico en las entrañas del régimen, atribuidos a militares, se corrobora con la denuncia del ministro Padrino López, al señalar la aprehensión de dos oficiales (capitán y teniente) con voluminosas cargas de droga y más grave aún, en vehículos militares, hecho que se interpreta como una mega operación en las cuales esos subalternos son solo peones, más no dueños. La logística de ese "negocio" es para militares de mayor jerarquía, eso es obvio por las características de vehículos, personal y procedimientos empleados, incluyendo el suministro de las drogas.
La Fuerza Armada, debe replantear su existencia y asumir el reto constitucional. Depurarse y desarticular el grupo gansteril que avala al régimen. Maduro, lastimosamente es un subproducto de un entramado castrista, que sin talento, ni formación de ningún tipo, solo refleja un rostro estupefacto ante todo lo que está pasando. Un engendro producto de circunstancias en las cuales cualquiera pudo ser Presidente, siempre que los Castro y Chávez lo escogieran y con fraudes electorales que algún día se probarán, lo nombraron Presidente. Su rostro ojeroso y mirada perdida, acompañada de improvisaciones, evidencia su agotamiento físico y político.
Por otro lado, Diosdado, venido totalmente a menos, quiere aullar en la Asamblea Nacional, pero con un poder inexistente, apabullado y sin recursos políticos ni intelectuales para cuestionar nada de lo que la mayoría plantea. Hoy sufre el castigo constitucional de quienes lo desenmascaran y hasta lo ridiculizan. Pretende mantener un lenguaje saboteador y altanero, pero en circunstancias que en nada le favorecen. Es un murmullador que ya no le da a nadie con su mazo. Desaparece rápidamente del escenario político minimizado en el PSUV.
Esta caída libre del madurismo, requiere de interlocutores del PSUV o Polo Patriótico, con conceptos de realidad, ante los aciagos momentos que vive la patria. Aceptar la salida anticipada de Maduro y su camarilla y negociar un acuerdo nacional. Evitaríamos el hundimiento total y un posible derramamiento de sangre.
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