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Miércoles, 25 de Mayo, 2016
Rafael Alfonzo Ravard, al centro, Primera Junta Directiva de PDVSA, 1976-1979
De izq. a derecha, frente: Edgar Leal, Manuel Ramos, Domingo Casanova, Julio César Arreaza, José Rafael Domínguez, Julio Sosa Rodríguez, Raúl Henríquez (representante sindical). Segunda Fila: Carlos Guillermo Rangel, Luis Plaz Bruzual, Alirio Parra, Gustavo Coronel, Rafael Alfonzo Ravard, Benito Raúl Losada, José Martorano B., Andrés Aguilar (Asesor Legal), Pablo Reimpell. El número en la foto es mayor porque incluye a algunos Directores salientes y otros entrantes a mitad de período, en 1977.
Tuve la buena suerte de conocer a Rafael Alfonzo Ravard y de trabajar a su lado durante varios años en la década de 1970. No siempre se nos ofrece la oportunidad de trabajar al lado de un héroe, aprendiendo de él cada día el arte de construir.
Nadie más apropiado para representar al heroísmo civil venezolano que un destacado miembro de nuestra Fuerza Armada, graduado en Venezuela, con estudios militares posteriores en Turín, Italia y en la Escuela de Guerra de Francia y, luego, Ingeniero Civil graduado en MIT. La primera lección que nos da la vida de este singular compatriota es la de una educación esmerada. La educación militar y civil y sus estudios en Europa y USA le dieron a Alfonzo Ravard la sofisticación intelectual que le permitiría después guiar su vida de gerente del sector público y navegar con éxito las siempre azarosas aguas de la política venezolana.
Alfonzo Ravard estaba destinado a ser un héroe civil venezolano, dedicado a construir, para lo cual llamó en su auxilio todo lo aprendido en el campo militar: la visión, la planificación y el arte de la estrategia. El impresionante mosaico de realizaciones que dejó este venezolano al morir no me deja duda alguna de que fue un héroe de la Venezuela moderna. Un bello libro sobre su obra heroica ha sido recientemente publicado en Caracas: "Rafael Alfonzo Ravard, biografía de un servidor ejemplar", escrito por Rafael Arraiz Lucca. En el prólogo del libro Arraiz Lucca ya hace notar la singular característica de un hombre con formación militar dedicado enteramente a logros civiles.
El libro nos lleva de la mano a través de una vida que pareció siempre predestinada, no por accidente, sino por consciente dedicación, al logro de una impresionante cadena de aportes a la nación: el inicio de la Corporación Venezolana de Fomento, la creación de CADAFE, la visión y planificación de Ciudad Guayana, el Plan Hidroenergético del Sur, incluyendo las monumentales represas de Gurí y Macagua; SIDOR, la plantación de pinos de Uverito; la creación del sector del aluminio; la primera presidencia de PDVSA y su organización y extraordinario desempeño inicial; la presidencia por 15 años de FE y ALEGRÍA. Uno solo de esos admirables hitos hubiese sido suficiente para que Alfonzo Ravard fuese recordado con agradecimiento por sus compatriotas pero este conjunto de realizaciones le presta una fisonomía heroica.
Venezuela necesita desarrollar admiración, respeto y agradecimiento por sus héroes civiles y sacudirse esa enfermiza tendencia a recompensar la notoriedad y el relumbrón en preferencia al heroísmo que construye silenciosamente, día tras día. En Noviembre de 1975, escribí en RESUMEN lo siguiente: "nuestra altisonante predica sobre la suficiencia del venezolano para manejar su destino, sobre la capacidad del venezolano para progresar sin muletas espirituales o materiales debe ir acompañada por una real expresión de madurez. Madurez, en los tiempos que corren, significa estar alertas al futuro, estar orgullosos de nuestros antepasados sin caer en el narcisismo histórico; estar claramente conscientes de nuestras virtudes y de nuestras debilidades; el rechazo al nacionalismo xenofóbico y parroquial; conciencia ciudadana en lugar de conciencia de clase; trabajo de equipo por sobre el deseo de auto glorificación. Significa muchas otras cosas pero, en esencia, significa la elevación del venezolano trabajador, honesto, responsable, dedicado, sobre el venezolano mágico, sobre el venezolano providencial: la victoria de lo permanente sobre la accidental." Poco tiempo después, en 1976 me encontraría trabajando con Rafael Alfonzo Ravard, un hombre quien ejemplificaba todas esas cualidades que yo imaginaba sobre el verdadero heroísmo en mi artículo para RESUMEN.
En la refinería de Cardón, 1977 : Rafael Alfonzo Ravard, al centro. Yo estoy a su lado . Del otro lado, Alberto Quirós. También están Guillermo Rodríguez Eraso, Mario Uzcátegui y otros colegas que no logro identificar.
El libro de Arraiz Lucca sobre Rafael Alfonzo Ravard siempre estará en mi biblioteca, como recordatorio de un hombre que vivió para construir y sumar. Un saludo cordial para Corina, quien siempre estuvo a su lado y quien sigue acompañando su memoria.
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