REFLEXIÓN DOMINICAL
En varias oportunidades he tocado este tema y lo he enfocado, quizás, con una gran rigidez ética. Esta postura me ha llevado a la conclusión de que tal diálogo no solo es imposible sino que su solo pedido bordea en lo inmoral. Sin embargo, amigos me comentan que esta es una postura excesivamente áspera ya que, después de todo, desde el Papa hasta Barack Obama, pasando por Ban Ki-Moon, John Kerry, la Unión Europea y, en Venezuela, ciudadanos ejemplares como Luis Ugalde S.J. están pidiéndolo. Y si este grupo de personalidades lo pide es porque debe tener mérito como posible solución a los problemas venezolanos.
Por ello, en esta ocasión no negaré a priori la posibilidad de un diálogo, tratando de olvidar mi rigidez ética.
¿Qué diálogo se está pidiendo?
Para comenzar es preciso notar que lo que se está pidiendo como diálogo en Venezuela necesariamente entra al territorio de la negociación. Necesitará contar con participantes abiertos al respeto hacia la postura del interlocutor. Nada de monólogos o de cartas escondidas debajo de la manga.
Quienes piden diálogo en Venezuela están animados, en gran medida, por el sincero deseo de que ocurra en Venezuela una negociación entre las partes en pugna, la cual conduzca a un equilibrio que le permita a los venezolanos la posibilidad de vivir mejor, en paz y armonía. Digo en gran parte porque no todos quienes piden diálogo están animados de tan nobles propósitos. Hay quienes lo piden como una estrategia (estratagema) para mantener el status quo político en nuestro sufrido país.
¿Es posible un diálogo sincero en la Venezuela de hoy?
Recordemos que ya existen antecedentes de diálogo. Uno, muy extenso en el tiempo, desde 2002 hasta 2005, en el cuál intervinieron el Centro Carter, la OEA, el PNUD y numerosas organizaciones y personalidades venezolanas, el cuál culminó con importantes declaraciones en pro de la Paz pero sin ningún logro concreto. Ver:http://www.cartercenter.org/documents/2022.pdf . Otro, llevado a cabo en Abril 2014, con el patrocinio de varios cancilleres de América Latina y del Nuncio Apostólico, grupo integrado por el Canciller de Argentina, Héctor Timerman; de Brasil, Luiz Figueiredo; Bolivia, David Choquehuanca; Colombia, María Ángela Holguín; Chile, Heraldo Muñoz; Ecuador, Ricardo Patiño; Uruguay, Luis Almagro, además del Nuncio.
El primer intento fracasó por falta de compromiso de las partes, especialmente del lado del gobierno, el cual se sentía muy fuerte y desechó la vía del diálogo. El segundo intento de diálogo, en 2014, representó un rotundo fracaso para el país, cuyo objetivo de paz y tranquilidad se vio frustrado. Quizás hubo algunas ganancias de carácter secundario para las partes alrededor de la mesa: el gobierno de Nicolás Maduro ganó tiempo y la oposición ganó credibilidad al barrer el suelo con el gobierno durante el debate. Pero la percepción de ganadores y perdedores que emergió de lo que fue más un debate que un diálogo, contribuyó a un endurecimiento de las posturas de las partes, al menos por parte del gobierno. El espíritu del diálogo fue derrotado y la Nación perdió.
¿Por qué sucedió esto? Porque un diálogo no puede entablarse sin condiciones previas aceptadas por las partes. En 2014 ello no sucedió.
Las condiciones exigidas por el régimen en 2014
El Presidente Maduro puso tres condiciones a la oposición: respetar la Constitución, ser reconocido por ellos como presidente de Venezuela y aceptar como ley de la república el denominado Plan de la Patria. Dos de estas condiciones eran imposibles de aceptación simultánea por una sencilla razón: el llamado Plan de la Patria viola sistemáticamente la Constitución. No se pueden aceptar ambos documentos. Habría que añadir a esta incompatibilidad que la condición pedida por Maduro, el respeto a la constitución, representaba una postura hipócrita, ya que el gobierno violaba la constitución repetidamente, en casi todos los órdenes de la vida nacional. La oposición aceptó a Maduro como presidente legítimo, abandonando la denuncia de fraude electoral.
Lo que hizo la oposición al sentarse a la mesa fue acceder a condiciones imposibles en un afán de lograr algún progreso en la crisis.
Las condiciones de la Oposición
Por su parte, la oposición también puso condiciones, entre ellas, una amnistía general a los presos políticos, una Comisión de la Verdad y una efectiva representación de la oposición en los organismos públicos, en proporción a su caudal electoral. Ninguna de estas condiciones fue aceptada por el gobierno y, sin embargo, la oposición se sentó a dialogar.
Predeciblemente los resultados del diálogo fueron frustrantes. El Secretario de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo lo declaró "congelado", después de unas tres reuniones, anunciando que la oposición no podía asistir más a un proceso estancado. Dijo: "Para una situación en la que se mantiene una apariencia de diálogo no estamos disponibles". UNASUR y el Nuncio Apostólico fueron incapaces de promover un diálogo sincero y aparecieron totalmente desdibujados en el proceso. Después de algunos días, cada quien se fue a casa. La canciller de Colombia, María Ángela Holguín responsabilizó al gobierno de Maduro de no tener verdaderas intenciones de sostener el diálogo. Maduro utilizó el diálogo para ganar tiempo, mientras seguía reprimiendo las protestas de calle. La oposición mostró mucho más coherencia en sus planteamientos que el gobierno, pero eso constituyó una victoria rápidamente olvidada.
¿Que es lo posible y deseable en materia de diálogo?
Lo primero que es preciso establecer, entonces, es que no se debería ir a un diálogo si no hay sinceridad en las posturas. Si la oposición aceptó lo inaceptable y el gobierno negó lo innegable, era evidente que ese diálogo de 2014 no podía tener éxito.
Conclusión: Cualquier otro intento de diálogo futuro debe basarse en condiciones previas que deban cumplirse, no convertirse en un simple saludo a la bandera. No es posible ir a un diálogo sin condiciones previas que garanticen un genuino deseo de acercamiento. Si estas condiciones se aceptan y se respetan, será posible el diálogo. En caso contrario, el diálogo es imposible y se convertirá en una fantochada, como lo fue el intentado en 2014.
¿ Cuáles deben ser las condiciones para que la oposición se siente a la mesa de diálogo con el gobierno?
Existe un mecanismo de diálogo que pudiera ser factible y fructífero para la Nación. Tiene la ventaja de que giraría alrededor de la Constitución, la Carta Fundamental que ambas partes dicen atesorar. Maduro pidió la adhesión estricta a la Constitución como condición para el diálogo de 2014. La Oposición la ha mencionado como el factor clave a ser respetado. Si estas posturas son sinceras las partes deberían estar de acuerdo en lo siguiente:
Establecer un diálogo sobre el cumplimiento que las partes le han dado a la Constitución. Se trataría de una revisión conjunta de cómo las partes han respetado (o irrespetado) la ley fundamental de la república, utilizándose para esta revisión, en aras del tiempo, los 40-50 artículos más importantes que las partes acuerden. Este diálogo sería facilitado por una Comisión independiente con miembros nacionales e internacionales, la cual actuaría como árbitro y se pronunciaría sobre los méritos de cada posición. Este proceso de diálogo debería concluir en propósitos públicos de rectificación de cada una de las partes, en la medida en la cual las partes deban rectificar sus actuaciones anteriores.
No es un secreto que la oposición alega una violación extensa y sistemática de la Constitución por parte del gobierno. Así lo creo a título personal y creo que hay suficientes evidencias objetivas para sustentar este cargo.
Aunque no debería ser necesario detallar estas violaciones a nuestra Constitución por parte del gobierno, enumero de seguidas artículos de la Carta Fundamental que, en la opinión de los venezolanos que se oponen al gobierno, han sido y son violados por el oficialismo. Para esta enumeración agradezco la ayuda del abogado constitucionalista Gustavo Tarre Briceño y refiero al lector a los trabajos de Asdrúbal Aguiar, Allan Brewer Carias, Román Duque Corredor, Carlos Ayala Corao y otros distinguidos constitucionalistas, así como a los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Empecemos por las disposiciones fundamentales de la Constitución contenidas en los 8 primeros artículos. Ninguno de ellos se cumple.
El artículo 19 se viola abiertamente, lo mismo que el artículo 21 se viola descaradamente. Se violan los artículos 22 y23, así como los artículos 25 al 31. Se violan los artículos 43 al 51, el artículo 53 y los numerados 55,57,58,60, y 61 al 63, así como el 65, el cual establece que la inhabilitación política solo puede ser dictada por un tribunal. Se violan los artículos 66 al 68 y el 70. Los artículos 71-74 que se refieren al Referendo popular son letra muerta.
Del artículo 75 al 111 se consagran disposiciones llamadas programáticas que le indican al gobierno hacia dónde dirigir su esfuerzo. Prácticamente ninguna de estas disposiciones se cumple. Agreguemos que la norma contenida en el artículo 109, relativa a la autonomía universitaria, se viola con descaro. Los derechos económicos consagrados en los artículos112 al 118 no existen. Casi lo mismo puede decirse de los derechos de los pueblos indígenas y de los derechos ambientales. En el título relativo al Poder Público, no se cumplen los artículos 136 al 140.
Las normas relativas a la Administración, función pública, contratos de interés público y relaciones internacionales, se violan casi todas, de manera especial el artículo 145 que se viola cada día. Se viola el artículo 187 sobre las atribuciones del poder legislativo. El artículo 254 sobre la independencia del poder judicial es una burla cruel y lo mismo puede decirse sobre el artículo 273, la autonomía del Poder Ciudadano. El artículo 293 sobre la transparencia de los procesos electorales es ciencia ficción, como lo son también los artículos 294 al 296.
Cada ciudadano que pueda leer la constitución venezolana advertirá que el gobierno actual de Nicolás Maduro viola sistemáticamente nuestra carta fundamental. La condición indispensable de la oposición para sentarse a dialogar con el gobierno, condición sine qua non, debe ser el estricto apego del gobierno a la carta fundamental, la Constitución Nacional, al mismo tiempo que ratificar su compromiso de total adhesión a ella y de proceder a rectificar cualquiera posición que la viole.
Solo en estos términos será posible un verdadero diálogo.
Si el gobierno acepta dialogar sobre esta base y manifiesta su propósito de enmienda a la conducta que ha mantenido durante años llevando a cabo la necesaria rectificación, ese diálogo sería posible.
¿Cuál es el problema con esta condición única?
Creemos que el problema con la aceptación de esta condición por parte del gobierno es que representaría el final de la llamada "revolución chavista" y la transformación de un gobierno violatorio de la Constitución en un gobierno simplemente muy malo, pero respetuoso de la Constitución. Esto sería un indudable progreso.
Sin embargo, ese es el problema del gobierno, no es nuestro problema. Lo que si parecería cierto es que el establecimiento de esta condición única e irreductible por parte de la oposición para proceder al diálogo tendría la doble virtud de: (a), ser impecable, por girar en torno a un principio constitucional fundamental y (b), poner a prueba, de una vez por todas, los deseos de diálogo sincero que el gobierno pueda tener.
Cualquiera otra alternativa sería, en mi opinión, esencialmente ilusoria e insincera. Sería como barrer basura debajo de la alfombra.
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