LA CURA DEL CÁNCER NACIONAL
Por Jurate Rosales, El Nuevo País, dic-21-2015, pag. 3
Pareciera que a partir de 2016 la división del país entre "patriotas y escuálidos" será un recuerdo del pasado. Lo que se vislumbra es una nivelación de todos sin distingo a la categoría de "muertos de hambre".
Cuando los nuevos diputados ocupen sus curules en el hemiciclo del Palacio Legislativo, encontrarán un friso interno que se está cayendo, unas instalaciones desarmadas o saqueadas a última hora, y en lo nacional, un país en ruinas, sin producción y con un presupuesto ficticio. En su último esfuerzo electoral el gobierno habrá echado el resto, al punto que en el Banco Central, este 15 de diciembre, según cifras del BCV, FMI e Inter American Trends, quedaban en las reservas internacionales líquidas para importaciones 277 millones de dólares. Igual sería decir, que en olla ya no dejaron ni el fondillo quemado para rasparlo y que a estas alturas Venezuela no puede importar nada, porque no tiene con qué y no tiene crédito. De manera que en enero no habrá dólares ni para comida ni para medicinas, ni para los insumos de cualquier actividad productiva.
El petróleo tampoco escapó de la vorágine, porque según el Banco Central, entre el 1° y 15 de diciembre lo que PDVSA le entregó fueron 83 millones de dólares y es que en esa quincena el petróleo todavía no había cruzado la barrera de los U.S. 30$ /barril. Ese petróleo, ahora en U.S. $ 29 está lejos de los 40 $/barril que pusieron en el presupuesto de la nación para el año 2016. O sea que los nuevos diputados se encontrarán que no les sirve ni el presupuesto aprobado por la Asamblea anterior.
Dicho lo cual y apartando que cada ministerio es una caja negra en materia de gastos inverificables e inverificados, falta todavía mencionar lo peor: en vísperas de las elecciones, el gobierno de Nicolás Maduro siguió imprimiendo más y más dinero sin valor, al punto que cada billete terminó en lo que es: puuuuro papel (que ni eso, pues una resma de papel bond cuesta Bs. 6.000). Uno no quiere pensar, no digo en la inflación actual, sino en la que viene.
Pasemos ahora al tema de fondo, porque lo que ocurre en Venezuela no es nuevo: es el resultado muchas veces estudiado y comprobado de la economías comunistas, donde no existe la separación de poderes y no se aplican controles (por cierto, lo que en español llaman "separación de poderes", en inglés es más exacto, porque es el "check and balance" que consiste en que cada Poder controla lo del otro y así se equilibran.
Chávez construyó muy pacientemente, por la vía de leyes habilitantes que le permitían acercar la legislación venezolana a la que tenía por modelo y que era la cubana, el sistema que fija e impone los precios, imprime el dinero y castiga a quién no obedece, sin que nadie imponga controles. Creó el marco económico que produjo la implosión de las repúblicas soviéticas y la ruina de Cuba. Se trata de un rasgo estructural montado en valores artificiales que luego no pueden sostenerse sobre su propia mentira. Estos sistemas terminan en que el valor del dinero es falso, las cifras de producción son inventadas, la mercancía o no existe, o debe venderse a un precio inferior a su costo de producción y por lo tanto ni siquiera las empresas del estado pueden producir para perder, además de que el dinero por el que venderán, no es convertible y nadie lo aceptará fuera de las fronteras. Lo cual, en un mundo globalizado no es viable.
La nueva Asamblea deberá acometer el famoso "check and balance" y encontrará un caos de cuentas con valores falsos impuestos por la fuerza. Le tocará, si puede, sanear la economía y deberá empezar por obligar al Banco Central a confesar cuánto papel sin valor imprimió y en cuanto hay que devaluar ahora el bolívar, para empezar a pisar valores reales. Esto fue lo que tuvieron que hacer todos los países ex comunistas y en todos empezaron la cura con una gigantesca devaluación para que, una vez saneado el dinero, pueda arrancar la producción, el empleo y crecer la economía.
Comparativamente, digamos que ante una economía con un cáncer muy avanzado, hay que aplicar la quimioterapia que casi mata al paciente, lo hace sufrir, se le cae el pelo, pierde fuerzas y no es sino después que con mucha suerte, regresa la salud. Por esa dolorosa terapia pasaron todos los países ex comunistas y los que más rápido se recuperaron fueron los que tuvieron una población consciente de la necesidad del primer sacrificio.
Siempre hablando de experiencias vividas y vistas de cerca, lo más interesante es la recuperación – que arranca de lleno tras un primer período de sacrificios – es ver cómo crece un país donde todo es nuevo, brillante y pujante, e incluso lo viejo se utiliza para renovarlo. Hablo de lo visto en Europa oriental cuando esa región se sacudió el comunismo –ni son teorías, ni son inventos, es lo que se ha visto en la práctica.
Lo primero, primordial y vital para la nueva Asamblea será tener consciencia de la importancia de permanecer unida para capear un período que será particularmente duro. Ojalá tenga la capacidad de explicar a sus votantes la importancia del sacrificio inicial, que, sin duda, será necesario para devolver al bolívar a un valor convertible (con esa medida empezó de cuajo Macri en Argentina, con un gran riesgo pero contando con una producción que allá todavía existe). Lo de Venezuela será más difícil, porque el mal está más avanzado y además no cambia el Ejecutivo, sino solamente el Poder Legislativo, cuya acción por norma, suele ser más lenta. Lo único bueno es que si la Asamblea logra imponerse y si la gente comprende la necesidad del sacrificio, los cambios serán espectaculares y duraderos. Así fue en otros países, inferiores a Venezuela en riquezas del subsuelo, fertilidad de tierras y capacitación humana, que esa última es la que decide.
COMENTARIO…: ¡Que nos agarren confesados el año próximo!
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