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Martes, 01 de diciembre de 20153
LOS JUBILADOS DE PDVSA Y SUS DIFERENCIAS
La unidad se logra cuando existen causas comunes que defender y por las cuales luchar.
Guillermo A. Zurga
Como es natural, dentro del grupo de los jubilados de PDVSA existen muchas diferencias, entre estas: las de género, las políticas y/o ideológicas, las educacionales, las profesionales, las sociales, las económicas, las familiares, etc. Si a ello sumamos las diferencias desde el punto de vista de las empresas trasnacionales, posteriormente nacionalizadas para las que trabajamos, así como el nivel de posiciones alcanzadas durante nuestra permanencia como empleados, tales diferencias se amplían y nos hacen mucho más diferentes. Sin embargo, tenemos coincidencias que nos acercan, tales como los sitios donde nacimos, las escuelas, liceos y universidades donde estudiamos, los campos petroleros donde trabajamos y compartimos juntos, los viajes juntos que hicimos, los deportes y actividades sociales que practicamos, las relaciones inter familiares, etc.
También tenemos en común el ser jubilados de PDVSA, la industria petrolera petroquímica y carbonífera de Venezuela más importante del país. En cierta forma, fuimos afortunados, puesto que la empresa petrolera en Venezuela, desde que se estableció formalmente en el país significó muchas cosas buenas y positivas, que nos permitió lograr una mejor calidad de vida, ingresos superiores a la mayoría de las otras empresas del país. Muchos de nosotros vivimos en campamentos petroleros dotados con todas las comodidades y servicios. Escuelas, iglesias, clubes sociales, campos deportivos, residencias cómodas con arrendamientos a bajos costos, supermercados a precios solidarios, etc. Como hijos de trabajadores, recibimos becas para estudiar en liceos y universidades y escuelas técnicas en las grandes ciudades. Algunos tuvimos los méritos de ser becados para hacer estudios superiores y de post grados en Venezuela y en el exterior.
Es resumen, el jubilado petrolero actual y muchos de los fallecidos, tuvimos una buena vida, llena de comodidades, ingresos razonables y relativa tranquilidad. También trabajábamos duro y en armonía; muchas veces en condiciones y ambientes muy exigentes e inhóspitas. No obstante la mayoría de los venezolanos soñaban con ingresar a la industria petrolera, dada la gran cantidad de beneficios que recibíamos a lo largo de nuestras carreras y la calidad de vida que teníamos.
Ese confort y estilo de vida, durante la época de las transnacionales, quisimos preservarlo después de la época de la nacionalización de la industria petrolera ocurrida el año 1974 prolongada por varios años más hasta lograr la reestructuración, consolidación, adecuación y racionalización de los activos de la industria que asumimos como nacionalizados. Tanto las instalaciones petroleras como los campamentos residenciales y activos conexos fueron remozados y mejorados, para iniciar una nueva era petrolera en Venezuela. La PDVSA inicial, aun cuando siempre ha pertenecido al Estado venezolano, y siempre fue fiscalizada por el Ministerio de Energía y Minas, fue organizada para lograr un mínimo de autonomía operacional, a objeto de que funcionase armoniosamente con eficiencia y respuestas rápidas y equilibradas en las decisiones tradicionales en este tipo de industrias. Sus cuadros directivos con alguna que otra excepción, lo conformaban excelentes profesionales extraídos de las diferentes filiales de la industria petrolera. Se evitó en lo posible, inmiscuir a políticos y personas ajenas la industria en los altos cargos de ésta.
En la que algunos denominan la PDVSA AZUL, existía un código de moral y valores. Se respetaba a los empleados, había disciplina y se practicaba la meritocracia y el profesionalismo. Se apuntaba a la excelencia. Se intentaba ofrecer mejores salarios, sueldos, beneficios generales (médicos, culturales, deportivos y jubilaciones justas). Hasta se logró que el empleado petrolero fuese el mejor pagado en Venezuela. Por eso, los enemigos de PDVSA y del país, los rojos rojitos; nos envidiaban y atacaban. Por eso, desprestigiaban a los ejecutivos que tenían éxito dentro de la empresa. Por eso crearon una matriz de opinión de que no atendíamos los asuntos sociales. Por eso hablaban de los privilegios de los directivos y ejecutivos de utilizar los aviones de la empresa para asuntos familiares y personales.
Cuando el chavismo asumió el poder, muchos ingenuamente pensamos que PDVSA sería mejorada, no destruida como sucedió. Cuando nombraron a Roberto Mandini presidente – en ese entonces vicepresidente de CITGO; muchos pensamos que era la mejor opción de entonces que había hecho Hugo Chávez, aun cuando existían otros candidatos tan valiosos y apropiados como Mandini.
Lo que sucedió luego con PDVSA es historia que todos los mayorcitos conocemos. Se declaró ridículamente a PDVSA roja rojita y socialista. Se eliminó la meritocracia. Se declaró que ahora PDVSA era del pueblo, sin detallar cuantas acciones correspondían a cada venezolano. Se despidió grosera y vilmente a más de 20 empleados calificados entrenados y con familias que mantener. Luego se exigió a los empleados, so pena de ser despedidos, que fueran leales a la revolución roja rojita. Que asistieran a los desfiles políticos. Que votaran por los candidatos del PSUV en todas las elecciones que se realizaran. Se perseguía y aún se persigue a los empleados que mostraban alguna resistencia a desobedecer estas instrucciones políticas. ¡A toda esa infamia llegamos!
Sorprende, que algunos de los rojos rojitos jubilados, exijan que no se contamine a AJIP con la política. ¡Qué vergüenza y descaro!. Nos critican que clamemos por un cambio de gobierno, cuando es evidente que este nos es un clamor petrolero, es un clamor nacional. Nos piden que seamos amigos y panas de los rojos rojitos que ayudaron a destruir al país. Nos piden que nos olvidemos de la política,…. ¡Qué riñones! Prácticamente nos piden que colaboremos con el gobierno,…. ¡Que sin sentido y agallas!
Esa unión que prácticamente exigen y desean imponer algunos dentro de la AJIP, jamás llegará ni será posible, mientras este gobierno siga administrando al país. Está claro que para los jubilados demócratas de PDVSA las prioridades principales son: 1) Venezuela, 2) nuestras familias y luego 3) AJIP. Sin una Venezuela bien dirigida y prospera, con un gobierno respetuoso de los DD.HH., justo y democrático, todas nuestras familias protegidas, y las ambiciones y necesidades dentro de la AJIP cubiertas; se facilitaría el lograr la calidad de vida y beneficios económicos para nosotros y nuestras familias; y para todas las familias venezolanas en general. Esa es la unión que deseamos.
Es imposible descartar la política dentro de la AJIP, cuando vemos que unos inescrupulosos y vende patria chavistas, se agrupan para asaltar a la AJIP, y ponerla a disposición del gobierno rojo rojito, quién precisamente ha destruido a Venezuela. En la PDVSA azul, tanto jubilados como empleados éramos unidos, civilizados, usábamos la palabra amigo en lugar del camarada que utilizan hoy día los rojos rojitos.
Recientemente, leí un correo, en el cual una de las auto proclamadas defensoras de la AJIP, muy cercana a los rojos rojitos, intentaba desmarcarse del anterior y del actual directorio de PDVSA, y sin embargo, continúa endiosando al presidente Nicolás Maduro, pretendiendo hacernos creer que este último es el bueno y los otros son los malos. ¡Qué idiotez de su parte!
Siendo la prioridad nuestra, la de Venezuela, los jubilados demócratas, los que soñamos con una PDVSA mejor, sentimos que nuestros esfuerzos deberían ser los correctos y adecuados. Luchar por el cambio para una Venezuela mejor a la actual. Esa premisa nos inmiscuye e inserta dentro de la política. Sería una comodidad y una vergüenza de nuestra parte, hacernos a un lado y dejarle toda la responsabilidad solo a los políticos opositores, quienes luchan unidos por un cambio en el gobierno que clama toda Venezuela. Lograr la unión, con el sector chavista dentro de la AJIP que ayudó a destruir a Venezuela, y ahora desean destruir a la AJIP, no debería ser nuestra prioridad, por las razones expuestas.
No señores, estoy resteado con la democracia, con la justicia, con el respeto, a los derechos humanos, con el progreso, con las libertades y con la alternancia política; posición ésta que algunos han calificado erróneamente como fanatismo. Yo la califico sencillamente como democrática. No señores, no cuenten conmigo para ello. Seré y seguiré siendo amigo de todo aquel chavista que se equivocó y humildemente ha reconocido su error, tal como la cometí yo mismo, al votar por Hugo Chávez. Pregunto a los compañeros que claman por la unidad dentro de AJIP y desean permanecer neutrales en un conflicto político que se ha convertido en nacional, por no decir mundial: ¿Desearía usted estar unido a alguien con valores totalmente antagónicos a los suyos, que le irrespeta, que le ha declarado la guerra a muerte, que pretende destruirlo, que le califica de escuálido, de derecha y de burgués? ¿Cómo establecer un dialogo y lograr la unidad entre dos grupos ideológicos tan disímiles y opuestos?
La unidad se logra cuando existen causas comunes que defender y por las cuales luchar. Se ha demostrado fehacientemente, que este gobierno no resolverá los graves problemas de Venezuela ni el de los jubilados correctamente como lo exige la ley, la sensatez y la razón. Si lo intenta, lo haría como últimamente lo hemos notado, improvisando. Usando atajos, manipulaciones y populismo por estar desesperados; sobre todo, en épocas de elecciones. El verdadero gobierno chavista se podrá calibrar en su exacta dimensión e intensión, luego de pasadas las elecciones parlamentarias del próximo domingo, que según todos los pronósticos tiene perdidas. ¡Cambiemos, si se puede!
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