sábado, 26 de noviembre de 2011

Eddie Ramírez: Enfrentar a los bellacos

Eddie Ramírez: Enfrentar a los bellacos:

Los bellacos son peligrosos porque no tienen escrúpulos y, además, son de temer si tienen armas a su libre disposición, fiscales que no los investigan y jueces que encarcelan a quienes los acusan. Sin embargo, el que tengan ese poder omnímodo no puede paralizar a los demócratas, los cuales estamos obligados a actuar con inteligencia.

Bellacos hay unos cuantos, unos por acción y otros por omisión permisiva. El bellaco mayor, promotor, encubridor y actor principal de todas las bellaquerías es el teniente coronel. Por órdenes suyas no se investigan los asesinatos de José Manuel Vilas, Juan Carlos Sánchez, Antonio López Acosta y otros acribillados en manifestaciones pacíficas. Siguiendo sus instrucciones están en libertad los asesinos de Maritza Ron y hay encubrimiento en el de Evangelina Carrizo.

Tampoco permite que se investiguen los bochornosos hechos de violencia de algunos oficiales y efectivos de la Guardia Nacional, entre ellos los cometidos en contra de niños y ancianos del campo petrolero de Los Semerucos. Su resentimiento ha arruinado a miles de familias a las que les confiscaron sus fincas, terrenos, viviendas y negocios obtenidos con mucho esfuerzo.

Su demagogia ruin ha perjudicado a propietarios de viviendas y, por la ley de los efectos no deseados, también perjudicará a los inquilinos. Su populismo ha establecido controles de precios que afectan negativamente a consumidores y a productores.

Por si fuera poco, mantiene prisioneros políticos a ciudadanos inocentes que requieren atención médica, entre ellos a los comisarios Simonovis y Vivas y al diputado electo Mazuco. Más recientemente, insta a la violencia y al irrespeto a las autoridades de la UCV.

Otro bellaco es el exguerrillero Alí Rodríguez quien, mintiendo descaradamente, alega que las acciones de la llamada por ellos Cuarta República “desarmó a los trabajadores venezolanos, aisló a los comunistas, reprimió, destruyó los sindicatos y torturaron y desaparecieron, nos forzaron a tomar las armas”.

No menciona el destructor de Pdvsa los asesinatos cometidos por la izquierda radical en contra de policías de esquinas y de los guardias nacionales en el tren de El Encanto. Tampoco las voladuras de oleoductos. Ciertamente en esa época hubo torturados y desaparecidos, lo cual debe investigarse, pero también a los exguerrilleros que cometieron asesinatos en acciones no bélicas.

Ahora, “ el hombre que no ríe”, declara que “el triunfo opositor traería condiciones de la lucha armada”. Desde luego, en esta revolución de bellacos no podemos dejar de mencionar a los generales Mata Figueroa, Rangel Silva, Motta Domínguez y otros, los cuales serán neutralizados por sus propios compañeros de armas si se atreven a irrespetar los resultados electorales.

A estos bellacos los hemos enfrentado con las herramientas de los demócratas: marchas, actos de protesta, huelgas, denuncias ante la Fiscalía y la Contraloría.

En este sentido aplaudimos la iniciativa de Diego Arria, quien no utiliza la denuncia para promover su candidatura, sino que se vale de ésta para que su denuncia tenga mayor repercusión.

Como no hay condiciones de resistencia activa no violenta y mucho menos para enfrentar al régimen con sus propios métodos, a los demócratas solo nos queda seguir con las protestas y con las denuncias, pero organizarnos mucho mejor para neutralizar la trampa electoral.

Por enésima vez instamos a la MUD a que se apoye más en organizaciones como Súmate y Esdata y que acepte mayor colaboración de la sociedad civil. El 7 de octubre los bellacos serán parte de la historia negra de nuestro país.

eddiearamirez@hotmail.com



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