domingo, 25 de septiembre de 2011

Confederación judía de Venezuela rechaza carta de Chávez a Ban Ki-Moon

Confederación judía de Venezuela rechaza carta de Chávez a Ban Ki-Moon:

La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela en representación de la comunidad judía, se pronuncia en comunicado con motivo de rechazar la carta enviada por Hugo Chávez al señor Ban Ki-Moonen, en la que manifiesta su apoyo a “la iniciativa unilateral de la Autoridad Nacional Palestina de gestionar ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el reconocimiento de un Estado palestino”, y por expresarse en términos banales al Holocausto.


A propósito, me permito recordar que ya antes, para el 2 de junio de 2010, de forma que los venezolanos de bien deploramos, se refirió con estas palabras, las pueden escuchar en el video que anexo más adelante: “Condeno desde el fondo de mi corazón y de mis vísceras al Estado de Israel. Maldito seas Estado de Israel. Maldito seas, terroristas y asesinos. Y viva el pueblo palestino”.



  • Comunicado Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela

  • Chávez envía carta a Ban Ki-Moon en apoyo a Estado palestino. (Con la traducción en inglés)


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El presidente palestino Mahmud Abbas rechaza el plan de paz de los mediadores internacionales y la postura de los países civilizados que compartimos, ya que si bien el pueblo palestino tiene el derecho a tener su propio Estado, por la otra, “el mismo debe establecerse únicamente a través de negociaciones bilaterales con el Estado de Israel”.

Martha Colmenares


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Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela

COMUNICADO


La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV), representando a la comunidad judía de Venezuela, en relación a la iniciativa unilateral de la Autoridad Nacional Palestina de gestionar ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el reconocimiento de un Estado palestino, y ante la posición del gobierno nacional expuesta en correspondencia enviada el 17/09/11 al señor Ban Ki-Moon, expresa su firme rechazo al contenido y términos de la misma en la cual se banaliza el Holocausto, se tergiversa la historia, se ataca al pueblo judío y se criminaliza al sionismo.


* Banalización del Holocausto: El hecho de comparar el asesinato sistemático de 6 millones de seres humanos por parte de los nazis por el solo motivo de haber nacido judíos, con la lamentable pérdida de vidas, tanto palestinas como judías, producto del legítimo derecho de Israel de defender a su población de ataques terroristas, constituye una triste banalización del Holocausto, el peor crimen jamás perpetrado por la Humanidad. Más grave y vejatorio aún es sugerir que la memoria de las víctimas del holocausto se usa para atacar a otro pueblo.

* Legítima Defensa: La carta del presidente Chávez al Sr. Ban Ki Moon menciona los supuestos “crímenes” de Israel, pero no indica los cientos de atentados asesinos en contra de población civil inocente llevados a cabo por terroristas palestinos, incluyendo los miles de misiles lanzados desde Gaza contra poblados israelíes y que, en su momento, provocaron el ejercicio de la soberanía y la reacción del gobierno israelí en defensa de sus nacionales. Son válidas las interrogantes: ¿Cómo reaccionaría Venezuela si desde un país vecino se lanzaran durante semanas misiles en contra de poblados civiles dentro de nuestro territorio? ¿Cuál sería la conducta de Venezuela como país soberano si la constitución de un país vecino llamara al asesinato de nuestra población, tal como lo hace Hamás, el grupo terrorista que gobierna Gaza? En el artículo 7 de la Carta Fundacional de Hamás se establece: “ No vendrá el día del juicio hasta que los musulmanes combatan a los judíos (…) un judío se esconde detrás de mí, ven y mátalo”.

* Demonización del Sionismo: La posición del gobierno, contenida en la correspondencia suscrita por el ciudadano Presidente, criminaliza y demoniza el Sionismo, el cual no es más que el movimiento de liberación nacional del pueblo judío. El Sionismo no es expansionista, ni imperialista, ni colonialista, ni genocida, ni racista. Tan solo representa el anhelo de todo el pueblo judío de contar con su propio país y Estado en la tierra en la que vivió y pobló desde tiempos bíblicos. Es tan válido como el movimiento de liberación nacional de cualquier nación en el mundo, incluyendo el palestino. La demonización del Sionismo no es más que la nueva forma del antisemitismo.


* Israel como Estado Judío: Es oportuno destacar que Venezuela fue una de las primeras naciones en aprobar y reconocer el establecimiento de Israel como Estado judío. Recordemos también que la misma resolución de la ONU que en 1947 creó el Estado de Israel con el voto favorable de la mayoría de los países, incluyendo la antigua Unión Soviética, también contempló el establecimiento de un Estado árabe. Fue la guerra declarada por varios países árabes en contra del recién creado Israel la que generó el éxodo palestino, y el problema de los refugiados. Refugiados que por cierto no han sido bienvenidos en los países árabes en los que se radican, siendo apartados de la sociedad, viviendo en carpas en condiciones inhumanas por decenas de años y hasta asesinados, como el caso de Septiembre Negro, cuando más de 20.000 palestinos fueron masacrados por el ejército jordano en el único y verdadero genocidio conocido del pueblo palestino. En cambio, la población árabe que decidió permanecer en Israel goza de todos los derechos como ciudadanos israelíes, e incluso llegan a ocupar puestos de jueces, embajadores, diputados y ministros.


* Racismo y Exclusión: El proyectado Estado palestino no contempla los mismos beneficios para los judíos. Recientemente el embajador de Palestina en los Estados Unidos, Maen Areikat, afirmó que “el Estado palestino debe estar libre de judíos”. Ello constituye una política evidentemente discriminatoria y racista.


* Nuestra Posición: Preocupa a nuestra comunidad la posición claramente sesgada que ha asumido el gobierno nacional en este caso, y que en nada contribuye al proceso de paz en el Medio Oriente.


Tal como indicamos en un comunicado publicado el 16/09/11, nuestra posición en relación al tema se resume en:


1. Rechazo a la iniciativa unilateral de la Autoridad Nacional Palestina de gestionar ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el reconocimiento de un Estado palestino, en franca violación de los Acuerdos de Paz de Oslo de 1993.


2.- Reafirmación de nuestra firme posición de que el pueblo palestino tiene el derecho a tener su propio Estado, pero el mismo debe establecerse únicamente a través de negociaciones bilaterales con el Estado de Israel. Sólo de esta manera podrán acordarse fronteras y condiciones que garanticen la tan ansiada paz duradera y estable en la región.


3.- Reiteración de nuestra absoluta identificación con el Estado de Israel, al cual nos unen inquebrantables lazos históricos, culturales, religiosos y familiares.


4.- Deseo de que la comunidad internacional, incluyendo nuestro gobierno nacional, contribuyan a impulsar el diálogo entre las partes, único camino posible para el logro del objetivo de dos pueblos, dos Estados, viviendo en armonía, paz y seguridad.


Quisiéramos citar para concluir a Golda Meir, primera ministra de Israel en 1969-74, cargo que por cierto ninguna mujer podría ocupar en un país árabe por discriminación de género:


“La única alternativa a la guerra es la paz, y el único camino a la paz son las negociaciones”.


Caracas, 21 de septiembre de 2011

Avenida Marqués del Toro No. 9, San Bernardino, Caracas, Venezuela – Apartado (P.O.Box) 14452, Caracas 1011-A

Teléfonos: (58-212) 551.0368 – 550.2454, Telefax: (58-212) 551.0377, Fax: (58-212) 550.1721

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Chávez envía carta a Ban Ki-Moon en apoyo a Estado palestino


20/09/2011

El presidente Hugo Chávez envió una comunicación a Ban Ki-Moon, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para expresar su apoyo al reconocimiento del Estado palestino y su derecho a convertirse en un país “libre, soberano e independiente”. “Se trata de un acto de justicia histórico con un pueblo que lleva en sí, desde siempre, todo el dolor y el sufrimiento del mundo”, refirió.


A continuación comunicación completa:


Miraflores, 17 de septiembre de 2011


Su Excelencia

Ban Ki-Moon

Secretario General

Organización de las Naciones Unidas


Señor Secretario General:

Distinguidos representantes de los pueblos del mundo:


Dirijo estas palabras a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, a este gran foro donde están representados todos los pueblos de la tierra, para ratificar, en este día y en este escenario, el total apoyo de Venezuela al reconocimiento del Estado palestino: al derecho de Palestina a convertirse en un país libre, soberano e independiente. Se trata de un acto de justicia histórico con un pueblo que lleva en sí, desde siempre, todo el dolor y el sufrimiento del mundo.


El gran filósofo francés Gilles Deleuze, en su memorable escrito La grandeza de Arafat, dice con el acento de la verdad: La causa palestina es ante todo el conjunto de injusticias que este pueblo ha padecido y sigue padeciendo. Y también es, me atrevo agregar, una permanente e indoblegable voluntad de resistencia que ya está inscrita en la memoria heroica de la condición humana. Voluntad de resistencia que nace del más profundo amor por la tierra. Mahmud Darwish, voz infinita de la Palestina posible, nos habla desde el sentimiento y la conciencia de este amor: No necesitamos el recuerdo/ porque en nosotros está el Monte Carmelo/ y en nuestros párpados está la hierba de Galilea./ No digas: ¡si corriésemos hacia mi país como el río!/ ¡No lo digas!/ Porque estamos en la carne de nuestro país/ y él está en nosotros.


Contra quienes sostienen, falazmente que lo ocurrido al pueblo palestino no es un genocidio, el mismo Deleuze sostiene con implacable lucidez: En todos los casos se trata de hacer como si el pueblo palestino no solamente no debiera existir, sino que no hubiera existido nunca. Es, cómo decirlo, el grado cero del genocidio: decretar que un pueblo no existe; negarle el derecho a la existencia.


A propósito, cuánta razón tiene el gran escritor español Juan Goytisolo cuando señala contundentemente: La promesa bíblica de la tierra de Judea y Samaria a las tribus de Israel no es un contrato de propiedad avalado ante notario que autoriza a desahuciar de su suelo a quienes nacieron y viven en él. Por eso mismo, la resolución del conflicto del Medio Oriente pasa, necesariamente, por hacerle justicia al pueblo palestino; éste es el único camino para conquistar la paz.


Duele e indigna que quienes padecieron uno de los peores genocidios de la historia, se hayan convertido en verdugos del pueblo palestino: duele e indigna que la herencia del Holocausto sea la Nakba. E indigna, a secas, que el sionismo siga haciendo uso del chantaje del antisemitismo contra quienes se oponen a sus atropellos y a sus crímenes. Israel ha instrumentalizado e instrumentaliza, con descaro y vileza, la memoria de las víctimas. Y lo hace para actuar, con total impunidad, contra Palestina. De paso, no es ocioso precisar que el antisemitismo es una miseria occidental, europea, de la que no participan los árabes. No olvidemos, además, que es el pueblo semita palestino el que padece la limpieza étnica practicada por el Estado colonialista israelí.


Quiero que se me entienda: una cosa es rechazar al antisemitismo, y otra muy diferente aceptar pasivamente que la barbarie sionista le imponga un régimen de apartheid al pueblo palestino. Desde un punto de vista ético, quien rechaza lo primero, tiene que condenar lo segundo.


Una digresión necesaria: es francamente abusivo confundir sionismo con judaísmo; no pocas voces intelectuales judías, como las de Albert Einstein y Erich Fromm, se han encargado de recordárnoslo a través del tiempo. Y, hoy por hoy, es cada vez más numerosa la ciudadanía consciente que, en el propio Israel, se opone abiertamente al sionismo y a sus prácticas terroristas y criminales.


Hay que decirlo con todas sus letras: el sionismo, como visión del mundo, es absolutamente racista. Estas palabras de Golda Meir, en su aterrador cinismo, son prueba fehaciente de ello: ¿Cómo vamos a devolver los territorios ocupados? No hay nadie a quien devolverlo. No hay tal cosa llamada palestinos. No era como se piensa que existía un pueblo llamado palestino, que se considera él mismo como palestino y que nosotros llegamos, los echamos y les quitamos su país. Ellos no existían.


Necesario es hacer memoria: desde finales del siglo XIX, el sionismo planteó el regreso del pueblo judío a Palestina y la creación de un Estado nacional propio. Este planteamiento era funcional al colonialismo francés y británico, como lo sería después al imperialismo yanqui. Occidente alentó y apoyó, desde siempre, la ocupación sionista de Palestina por la vía militar.


Léase y reléase ese documento que se conoce históricamente como Declaración de Balfour del año 1917: el Gobierno británico se arrogaba la potestad de prometer a los judíos un hogar nacional en Palestina, desconociendo deliberadamente la presencia y la voluntad de sus habitantes. Hay que acotar que en Tierra Santa convivieron en paz, durante siglos, cristianos y musulmanes, hasta que el sionismo comenzó a reivindicarla como de su entera y exclusiva propiedad.


Recordemos que, desde la segunda década del siglo XX, el sionismo, aprovechando la ocupación colonial británica de Palestina, comenzó a desarrollar su proyecto expansionista. Al concluir la Segunda Guerra Mundial, se exacerbaría la tragedia del pueblo palestino, consumándose la expulsión de su territorio y, al mismo tiempo, de la historia. En 1947 la ominosa e ilegal resolución 181 de Naciones Unidas recomienda la partición de Palestina en un Estado judío, un Estado árabe y una zona bajo control internacional (Jerusalén y Belén). Se concedió, vaya qué descaro, el 56% del territorio al sionismo para la constitución de su Estado. De hecho, esta resolución violaba el derecho internacional y desconocía flagrantemente la voluntad de las grandes mayorías árabes: el derecho de autodeterminación de los pueblos se convertía en letra muerta.


Desde 1948 hasta hoy, el Estado sionista ha proseguido con su criminal estrategia contra el pueblo palestino. Para ello, ha contado siempre con un aliado incondicional: los Estados Unidos de Norteamérica. Y esta incondicionalidad se demuestra a través de un hecho bien concreto: es Israel quien orienta y fija la política internacional estadounidense para el Medio Oriente. Con toda razón, Edward Said, esa gran conciencia palestina y universal, sostenía que cualquier acuerdo de paz que se construya sobre la alianza con EEUU será una alianza que confirme el poder del sionismo, más que confrontarlo.


Ahora bien: contra lo que Israel y Estados Unidos pretenden hacerle creer al mundo, a través de las transnacionales de la comunicación, lo que aconteció y sigue aconteciendo en Palestina, digámoslo con Said, no es un conflicto religioso: es un conflicto político, de cuño colonial e imperialista; no es un conflicto milenario sino contemporáneo; no es un conflicto que nació en el Medio Oriente sino en Europa.


¿Cuál era y cuál sigue siendo el meollo del conflicto?: se privilegia la discusión y consideración de la seguridad de Israel, y para nada la de Palestina. Así puede corroborarse en la historia reciente: basta con recordar el nuevo episodio genocida desencadenado por Israel a través de la operación “Plomo Fundido” en Gaza.


La seguridad de Palestina no puede reducirse al simple reconocimiento de un limitado autogobierno y autocontrol policíaco en sus “enclaves” de la ribera occidental del Jordán y en la franja de Gaza, dejando por fuera no sólo la creación del Estado palestino, sobre las fronteras anteriores a 1967 y con Jerusalén oriental como su capital, los derechos de sus nacionales y su autodeterminación como pueblo, sino, también, la compensación y consiguiente vuelta a la Patria del


50% de la población palestina que se encuentra dispersa por el mundo entero, tal y como lo establece la resolución 194.


Es increíble que un país (Israel) que debe su existencia a una resolución de la Asamblea General, pueda ser tan desdeñoso de las resoluciones que emanan de las Naciones Unidas, denunciaba el padre Miguel D’Escoto cuando pedía el cese de la masacre contra el pueblo de Gaza, a finales de 2008 y principios de 2009.


Señor Secretario General y distinguidos representantes de los pueblos del mundo:


Es imposible ignorar la crisis de Naciones Unidas. Ante esta misma Asamblea General sostuvimos, en el año 2005, que el modelo de Naciones Unidas se había agotado. El hecho de que se haya postergado el debate sobre la cuestión palestina, y que se le esté saboteando abiertamente, es una nueva confirmación de ello.


Desde hace ya varios días, Washington viene manifestando que vetará en el Consejo de Seguridad lo que será resolución mayoritaria de la Asamblea General: el reconocimiento de Palestina como miembro pleno de la ONU. Junto a las Naciones hermanas que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), en la Declaración de reconocimiento del Estado palestino, hemos deplorado, desde ya, que tan justa aspiración pueda ser bloqueada por esta vía. Como sabemos, el imperio, en éste y en otros casos, pretende imponer un doble estándar en el escenario mundial: es la doble moral yanqui que viola el derecho internacional en Libia, pero permite que Israel haga lo que le dé la gana, convirtiéndose así en el principal cómplice del genocidio palestino a manos de la barbarie sionista. Recordemos unas palabras de Said que meten el dedo en la llaga: Debido a los intereses de Israel en Estados Unidos, la política de este país en torno a Medio Oriente es, por tanto, israelocéntrica.


Quiero finalizar con la voz de Mahmud Darwish en su memorable poema Sobre esta tierra: Sobre esta tierra hay algo que merece vivir: sobre esta tierra está la señora de/ la tierra, la madre de los comienzos, la madre de los finales. Se llamaba Palestina. Se sigue llamando/ Palestina. Señora: yo merezco, porque tú eres mi dama, yo merezco vivir.


Se seguirá llamando Palestina: ¡Palestina vivirá y vencerá! ¡Larga vida a Palestina libre, soberana e independiente!


Hugo Chávez Frías

Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

via


Texto en inglés

Miraflores, September 17, 2011


Your Excellency

Ban Ki-Moon

Secretary General

United Nations


Mister Secretary General:

Distinguished representatives of the people of the world:


I address these words to the General Assembly of the United Nations, this great forum where all the people of the earth are represented, to ratify on this day and on this scenario, the full support of Venezuela for the recognition of the Palestinian State: the right of Palestine to become a free, sovereign and independent country. This is a historic act of justice with a nation that carries in itself, forever all the pain and suffering of the world.


The great French philosopher Gilles Deleuze, in his remarkable writing “Arafat’s Greatness” says with the accent of truth: Before all, the Palestinian cause is an ensemble of injustices that these people have suffered and still suffer. And besides, I dare add, a permanent and unbreakable will to resist that is already inscribed on the heroic memory of the human condition. The will to resist that is born from the deep love of the land. Mahmoud Darwish, the infinite voice of Palestine the possible , speaks to us from the feeling and consciousness of this love: We do not need the memory / because Mount Caramel is in us / and in our eyelids the grass of Galilee. / Do not say: if we shall run to my country as the river! /Do not say so /Because we are in the flesh of our country? /and it is inside us.


Against those who falsely claim, that what happened to the Palestinian people is not genocide, Deleuze: himself , maintains it with relentless lucidity. Anyway it is as if the Palestinian people not only should not exist, but had never existed. It is, so to say, the zero degree of genocide, to decree that a people does not exist, to deny its right to existence.


By the way, how right the great Spanish writer Juan Goytisolo was when he bluntly said: The biblical promise of the land of Judea and Samaria to the tribes of Israel is not a guaranteed deed of property duly endorsed by a notary that enables the eviction of those who were born and lived in the country. For this reason, the solution of the Middle East conflict is to do justice to the Palestinian people, this is the only way to achieve peace.


It hurt and angers that those who suffered one of the worst genocides in history, have become the executioners of the Palestinian people, it hurts and angers that the legacy of the Holocaust is the Nakba. It is unworthy, period, that Zionism continues to use the blackmail of anti-Semitism against those who oppose their abuse and crimes. Israel has manipulated and exploited, with audacity and wickedness, the memory of the victims. And it does it to act with total impunity against Palestine. Incidentally, it is not idleness to point out that anti-Semitism is an occidental misery, not carried out by Arabs. Besides, let us not forget that it is the Palestinian Semitic people who have suffered ethnic cleansing by the colonial State of Israel


I want you to understand, one thing to reject anti-Semitism, and quite another to passively accept that Zionist barbarism has imposed a regime of apartheid on the Palestinian people. From an ethical standpoint, he rejects the first, must condemn the latter.


A necessary digression: it is downright abusive to confuse Zionism with Judaism, not a few Jewish intellectual voices, such as Albert Einstein and Erich Fromm, have been responsible to remind us throughout the ages. And, at present, numerous citizens in Israel are increasingly aware and strongly oppose Zionism and its terrorist and criminal practices.


It must be said clearly: Zionism, as a vision of the world, is absolutely racist. The words of Golda Meir, terrifying in their cynicism, are a testament to this: How can we return the occupied territories? There is no one to return it to. There is no such thing called Palestinians. It was not as you may think that there was a nation called Palestine, that consider itself as a Palestinian and that we arrived, cast them off and took their country. They did not exist.


It is necessary to remember: since the late nineteenth century, Zionism proposed the return of the Jewish people to Palestine and the creation of a national state of their own. This approach was functional for French and British colonialism, as it would be later to the Yankee imperialism. The west encouraged and supported, as always, the Zionist occupation of Palestine by military means.


Read over and over again the document that is historically known as the Balfour Declaration of 1917: the British government usurped the power to promise to promise the Jews a homeland in Palestine, deliberately ignoring the presence and the will of its inhabitants. It should be mentioned that in the Holy Land, Christians and Muslims lived in peace for centuries, until Zionism began to claim it as its sole and exclusive property.


Let us recall that, since the second decade of the twentieth century, Zionism, using the British colonial occupation of Palestine, began to develop its expansionist project. At the end of World War II, the tragedy of the Palestinian people was exacerbated, consumed by the expulsion of its territory and at the same time, from history. In 1947, the ominous and illegal UN Resolution 181 recommended the partition of Palestine into a Jewish state, an Arab state and an area under international control (Jerusalem and Bethlehem). It was granted, with what impudence, 56% of the territory to Zionism for the establishment of their state. In fact, this decision violated international law and blatantly ignored the will of the Arab majorities: the right to self-determination became a dead letter.


From 1948, up to now, the Zionist state has continued with its criminal strategy against the Palestinian people. To do this, it has always had a staunch ally, the United States of America. And this unconditional support is demonstrated by a very concrete fact: it is Israel who directs and sets U.S. foreign policy in the Middle East. With good reason, Edward Said, that great and universal Palestinian consciousness has stated that any peace agreement that is built on the alliance with the US is an alliance that confirms the power of Zionism, rather than confront it.


Now, against what Israel and the United States would make the world believe, by means of the transnationals of communication, what has happened and is happening in Palestine, let us say with Said, is not a religious conflict, but a political conflict with a colonial and imperialist stamp, not a millennial conflict but contemporary conflict and not born in the Middle East but in Europe.


What was and what remains at the heart of the conflict?: The focus is on discussion and consideration of the security of Israel and nothing for Palestine. This can be corroborated in recent history: let us just remember the new episode of genocide unleashed by Israel through “Cast Lead” operation in Gaza.


Palestinian security cannot be reduced to simple recognition of a limited self-government and control by their own police forces in their “enclaves” of the West Bank of Jordan and the Gaza Strip, leaving out not only the creation of a Palestinian State with the borders prior to 1967 and with East Jerusalem as its capital, the rights of its nationals and its self-determination as a people, but also compensation and subsequent return to the homeland of

50% of the Palestinian population scattered all over the world, as established by resolution 194.

¡

It is incredible that a country (Israel) which owes its existence to a General Assembly resolution, can be so dismissive of the resolutions emanating from the United Nations, as denounced by Father Miguel D’Escoto, when he called for the cessation of slaughter against the people of Gaza, in late 2008 and early 2009.


Mr. Secretary General and distinguished representatives of people of the world:


It is impossible to ignore the UN crisis. Faced with this same General Assembly in 2005, we stated that the United Nations model was exhausted. The fact that the debate on the Palestinian issue had been postponed and that it is openly being sabotaged, is a new confirmation of this fact.


For several days, Washington has been saying that it will veto in the Security Council what will be a resolution of the majority of the General Assembly: recognition of Palestine as a full member of the UN. Together with our sister nations that make up the Bolivarian Alternative for the Peoples of Our Americas (ALBA), as regards the Declaration of recognition of a Palestinian state, we have deplored, of course, that such a just aspiration can be blocked by this route. As we know, the rule in this and in other cases, is the Empire that seeks to impose a double standard on the world stage: the Yankee double standard violates international law in Libya, but allows Israel to do what it wants, making it the main accomplice of the Palestinian genocide at the hands of Zionist barbarism. Let us recall Said´s words that put a finger on the problem: Due to Israel’s interests in the U.S., politics of this country regarding the Middle East are therefore israelocentric.


I will finish with the voice of Mahmoud Darwish in his memorable poem On this earth: On this earth there is something worth living: on this earth is the lady of the earth, the mother of beginnings, the mother of the end. It was called Palestine. It is still called /Palestine /. Lady: I deserve, for you are my lady, I deserve to live.


They will go on being called Palestine: Palestine will live and win! Long live Palestine, free, sovereign and independent!


Hugo Chávez Frías

President of the Bolivarian Republic of Venezuela


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