martes, 19 de julio de 2016

La guerra civil está llegando a Francia

 

 

 

El atentado en Niza podría ser un disparador

La guerra civil está llegando a Francia 


Yves Mamou


 

"Estamos al borde de una guerra civil". Esa cita no vino de un fanático o un loco. No, vino del jefe de la Seguridad Nacional de Francia, la DGSI (Dirección General de la Seguridad interior), Patrick Calvar. De hecho, él ha hablado muchas veces del riesgo de una guerra civil. El 12 de julio, advirtió a una comisión parlamentaria, encargada de una introspección de los ataques terroristas del año 2015, y en torno a los mismos.

 

En mayo de 2016, ofreció casi el mismo mensaje a otra comisión de parlamentarios, esta vez a cargo de la Defensa Nacional. "Europa", dijo, "está en peligro. El extremismo está en aumento en todas partes, y ahora estamos volviendo nuestra atención a algunos movimientos de extrema derecha que se están preparando para una confrontación".

 

¿Qué tipo de confrontación? "Enfrentamientos intercomunitarios", dijo, educadamente, para "una guerra contra los musulmanes". "Uno o dos más ataques terroristas", añadió, "y podríamos tal vez ser testigos de una guerra civil".

 

En febrero de 2016, frente a una comisión del Senado a cargo de la Información de Inteligencia, dijo otra vez: "Estamos ahora mirando a la extrema derecha que está a la espera de más ataques terroristas para entablar una confrontación violenta".

 

No se sabe si el terrorista al volante del camión, que arremetió contra la multitud el Día de la Bastilla, el 14 julio en Niza y asesinó a más de 80 personas, será el detonante de una guerra civil francesa, pero podría ayudar a ver qué es lo que crea el riesgo en una Francia y otros países, como Alemania o Suecia.

 

La razón principal es el fracaso del Estado.

 

1. Francia está en guerra, pero al enemigo nunca se lo nombra

Francia es el principal objetivo de repetidos ataques islamistas; las carnicerías terroristas islámicas más importantes tuvieron lugar en la revista Charlie Hebdo y el supermercado Hypercacher de Vincennes (2015); el Teatro Bataclan, sus restaurantes cercanos y el estadio Stade de France, (2015); el fallido atentado en el tren Thalys; la decapitación de Hervé Cornara (2015); el asesinato de dos policías en Magnanville en junio (2016), y ahora el atropellamiento con el camión en Niza, en el día de conmemoración de la Revolución Francesa de 1789.

 

La mayor parte de esos ataques fueron cometidos por musulmanes franceses: ciudadanos que regresaron de Siria (los hermanos Kouachi en Charlie Hebdo), o islamistas franceses (Larossi Abballa que mataron a una familia de la policía en Magnanville, en junio de 2016), que más tarde afirmaron su lealtad a Estado Islámico (ISIS). El asesino del camión en Niza era un tunecino, pero estaba casado con una francesa, con la que tuvo tres hijos, y vivía tranquilamente en esa ciudad hasta que decidió asesinar a más de 80 personas y herir a varias docenas más.

 

Después de cada uno de estos trágicos episodios, el presidente François Hollande se ha negado a nombrar al enemigo, se negó a nombrar al islamismo -y especialmente se negó a nombrar a los islamistas franceses- como el enemigo de los ciudadanos franceses.

 

Para Hollande, el enemigo es una abstracción: "terrorismo" o "fanáticos". Incluso cuando el presidente se atreve a nombrar al "islamismo" como el enemigo, se niega a decir que va a cerrar todas las mezquitas salafistas, prohibir las organizaciones de la Hermandad Musulmana y salafistas en Francia, o prohibir velos para las mujeres en la calle y en la universidad. No, en cambio, el presidente francés reafirma su determinación por las acciones militares en el extranjero: "Vamos a reforzar nuestras acciones en Siria e Irak", dijo el presidente después del ataque en Niza.

 

Para el presidente de Francia, el despliegue de soldados en su patria es solamente para acciones defensivas: una política de disuasión, no un rearme ofensivo de la República en contra de un enemigo interno.

 

Así, frente a este fracaso de nuestra elite -que fue elegida para guiar al país a través de los peligros nacionales e internacionales-¿cuán asombroso es si los grupos paramilitares se están organizando para tomar represalias?

Como Mathieu Bock-Côté, sociólogo en Francia y Canadá, dice en Le Figaro:

 

"Las élites occidentales, con una obstinación suicida, se resisten a nombrar al enemigo. Frente a los ataques en Bruselas o París, prefieren imaginar una lucha filosófica entre la democracia y el terrorismo, entre la sociedad abierta y el fanatismo, entre la civilización y la barbarie".

 

2. La guerra civil ya ha comenzado y nadie quiere llamarla por su nombre

 

La guerra civil comenzó hace dieciséis años, con la Segunda Intifada. Cuando los palestinos ejecutaron ataques suicidas en Tel Aviv y Jerusalén; los musulmanes franceses comenzaron a aterrorizar a los judíos que viven en paz en Francia. Durante dieciséis años, los judíos - en Francia - fueron asesinados, atacados, torturados y apuñalados por ciudadanos musulmanes franceses, supuestamente para vengar a la población palestina en Cisjordania.

 

Cuando un grupo de ciudadanos franceses que son musulmanes declara la guerra a otro grupo de ciudadanos franceses que son judíos, ¿cómo lo llama a eso? Para el establishment francés, no es una guerra civil, sólo un lamentable malentendido entre dos comunidades "étnicas".

 

Hasta ahora, nadie quería establecer una conexión entre estos ataques y el ataque asesino en Niza contra personas que no eran necesariamente judías - y llámela por su nombre: una guerra civil.

 

Para el muy políticamente correcto establishment francés, el peligro de guerra civil comenzará solamente si alguien toma represalias contra los musulmanes franceses; si todo el mundo solamente se somete a sus demandas, todo está bien. Hasta ahora, nadie pensaba que los ataques terroristas contra los judíos por parte de los musulmanes franceses; contra los periodistas de Charlie Hebdo por los musulmanes franceses; contra un empresario que fue decapitado hace un año por un musulmán francés; contra el joven Ilan Halimi por parte de un grupo de musulmanes; contra los niños escolares de Toulouse por un musulmán francés; contra de los pasajeros del tren Thalys por un musulmán francés, contra las personas inocentes en Niza por un musulmán casi francés eran los síntomas de una guerra civil. Estas matanzas siguen siendo vistas, hasta hoy en día, como algo parecido a un trágico malentendido.

 

3. El establishment francés cree que el enemigo son los pobres, los viejos y los decepcionados

En Francia, ¿quiénes son los que más se quejan de la inmigración musulmana? ¿Los que más sufren del islamismo local? ¿Quiénes más le gusta beber una copa de vino o comer un sándwich de jamón y mantequilla? Los pobres y los viejos que viven cerca de las comunidades musulmanas, porque no tienen dinero para mudarse a otro lugar.

 

Hoy en día, como resultado, millones de pobres y ancianos en Francia están dispuestos a elegir a Marine Le Pen, presidente del derechista Frente Nacional, como próximo presidente de la República; por la sencilla razón de que el único partido que quiere luchar contra la inmigración ilegal es el Frente Nacional.

 

Sin embargo, debido a que estos ancianos y pobres franceses quieren votar por el Frente Nacional, se han convertido en el enemigo del establishment francés, de derecha e izquierda. ¿Qué les está diciendo el Frente Nacional a estas personas? "Vamos a restaurar a Francia como nación de los franceses". Y los pobres y los viejos le creen, porque no tienen otra opción.

 

Del mismo modo, los pobres y los ancianos en Gran Bretaña no tuvieron más remedio que votar por el Brexit. Tomaron la primera herramienta que les dieron para expresar su decepción por vivir en una sociedad que ya no les gusta. No votaron para decir, "maten a estos musulmanes que están transformando mi país, robando mi trabajo y chupando mis impuestos". Ellos sólo están protestando contra una sociedad a la que una élite globalizada había comenzado a transformar sin su consentimiento.

 

En Francia, las elites globalizadas hicieron una elección. Decidieron que los "malos" votantes en Francia son gente poco racional, demasiado tonta, demasiado racista para ver la belleza de una sociedad abierta a las personas que a menudo no se quieren asimilar, que quieren que usted se asimile a ellos, y que amenazan con matarle si no lo hacen.

 

Las elites globalizadas hicieron otra elección: tomaron partido en contra de sus propios ancianos y pobres porque esa gente ya no los quieren votar. Las elites globalizadas también optaron por no luchar contra el islamismo, porque los musulmanes votan a nivel mundial a favor de la élite globalizada. Los musulmanes en Europa también ofrecen un gran "zanahoria" para la elite globalizada: votan colectivamente.

 

En Francia, el 93% de los musulmanes votaron por el actual presidente, François Hollande, en 2012. En Suecia, los socialdemócratas informaron que el 75% de los musulmanes suecos votaron por ellos en las elecciones generales de 2006; y los estudios muestran que el bloque "rojo-verde" consigue un 80-90% de los votos musulmanes.

 

4. ¿Es inevitable la guerra civil? ¡Sí!

 

Si el establishment no quieren ver que la guerra civil ya ha sido declarado primero por los extremistas musulmanes -si ellos no quieren ver que el enemigo no es el Frente Nacional en Francia, la AfD en Alemania, o los Demócratas de Suecia- sino el islamismo en Francia, en Bélgica, en Gran Bretaña, en Suecia; entonces una guerra civil sobrevendrá.

 

Francia, al igual que Alemania y Suecia, tienen un ejército y una policía lo suficientemente fuertes como para luchar contra un enemigo islamista interno. Pero en primer lugar, tienen que llamarlo por su nombre y tomar medidas en su contra. Si no lo hacen, si dejan a sus ciudadanos nativos en la desesperación, sin otros medios que no sean armarse y tomar represalias. Sí, la guerra civil es inevitable.

 

Fuente: Gatestone Institute

 



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